Una razón para no temer

Con todo, el hombre nace para sufrir, tan cierto como que las chispas vuelan. (Job 5:7 NVI)

En los meses posteriores al 11 de septiembre de 200, hasta 400,000 neoyorquinos sufrieron de estrés postraumático o depresión. El consumo de drogas, tanto legales como ilegales, y el consumo de alcohol aumentaron dramáticamente después de ese horroroso día. Es porque la gente tenía miedo. Tenían buenas razones para tenerlo.

Juan 14 nos habla de un tiempo en que los discípulos tenían miedo. Jesús les había lanzado una bomba. Dijo algo que puso el mundo como ellos lo conocían patas arriba.

Luego compartó algunas palabras para traer calma a sus atribulados corazones: "No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí" (Juan 14:1 NTV). Él no dijo: "Reflexiona sobre tus problemas", sino: "No se preocupen".

La vida está llena de problemas. Parece como si una vez que tienes un problema resuelto, tres más toman su lugar. Como dice Job 5:7: "El hombre nace para sufrir, tan cierto como que las chispas vuelan" (NTV). Desde el momento en que entramos en esta vida, hay todo tipo de problemas.

Aunque hay razones para estar preocupado, hay una razón mayor para no estarlo: Conocemos a Jesús. Dijo a sus discípulos: "Confíen en Dios y confíen también en mí" (Juan 14:1 NTV). En otras palabras, "No te he traído tan lejos para abandonarte ahora. Sé lo que estoy haciendo. Solamente, cree."

Hay momentos cuando ocurren cosas que simplemente no entendemos. Cuando no entiendo algo de Dios, trato de volver a caer siempre en lo que sí entiendo: Entiendo que Dios me ama. Entiendo que me está cuidando con lo mejor para mí en mente. Entiendo que no importa lo que pase, me sacará adelante.

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