Grief Bites: Un nuevo enfoque para crecer a través del dolorEjemplo

¿Quién levantó inicialmente a Job? Dios lo hizo. No soy tan inocente como Job.

A veces el dolor no viene de la muerte, sino por el amargo aguijón de una herida o traición.

¿Alguna vez has sido profundamente herido por un cristiano? No estoy hablando de algo simple. El daño del que estoy hablando es uno profundamente arraigado, que te chupa, desgasta la fe, altera tu vida, te deja llorando hasta dormirte.

¿El dolor se ha convertido en un compañero con el cual lidias o el punto en el que te gustaría pasar al siguiente capítulo? Una vez un amigo me hizo la misma pregunta. Mi reacción inicial fue la ira. Pensé: "¡No tienes idea de lo que he pasado!" Luego me dijo algo que ha tenido un profundo efecto en mi vida.

"Si quieres superar tu dolor primero necesitas identificar quién lo causó"...."No es quien piensas".

Continuó explicando: "Las personas en las que estás pensando no son las que te causaron dolor. De hecho, la fuente de tu dolor ni siquiera se originó en este mundo. Se originó en otra esfera".
"Tu dolor vino del reino espiritual y el primer paso para superarlo es saber que Dios lo permitió".

Sus palabras, aunque no se las pedí, calaron hondo en mí. Era un amigo, así que escuché y aprendí. Doy gracias a Dios que lo hice.

Job fue un hombre que sufrió una tremenda pérdida y calamidad. Perdió tanto, pero se negó a ceder a los consejos de su esposa y amigos. Durante cuarenta capítulos lo culpan de las múltiples calamidades que enfrentó. Lo mejor de su teología y desinformación se redujo a MALDECIR A DIOS Y MORIR. Seguramente Job sintió el amargo aguijón del dolor y la traición de los más cercanos a Él.

Cualquier dolor que hayas experimentado tiene más propósito de lo que te piensas y capacidad de lo que puedas imaginar. Tu dolor te permitió comenzar una transformación magnífica en tu vida. Tiene la capacidad de llevarte al lugar exacto que el Señor quiere que estés.

No hay nada que exponga más la debilidad de un cristiano que cómo reacciona al dolor. Ira, resentimiento, chisme, fealdad, son reacciones normales. También se puede optar por reaccionar con paz, fe y esperanza, incluso sin comprender.

Cuando eliges confiar a Dios tu dolor, le permites quitar más de ti de lo que no es de Cristo. El dolor que se encuentra con la fe tiene resolución y gran capacidad transformadora. Cuando Dios permite que el dolor entre en la vida de uno de Sus hijos, también lo limita. Permite que acabe en triunfo. Cuando comienzas a ver tu dolor como un acto de Dios, puedes comenzar a ver Su Voluntad. De repente tu dolor comienza a ser una obra santa de Dios.