Mi máximo por Su GrandezaMuestra

Ser un ejemplo de su mensaje

No somos salvo solo para ser instrumentos de Dios, sino para ser sus hijos e hijas. Él no nos convierte en agentes espirituales si no en mensajeros espirituales, y el mensaje debe ser parte de nosotros. El Hijo de Dios fue Su propio mensaje: "Las palabras que yo os hablo son espíritu, y ellas son vida" (Juan 6:63). Como sus discípulos, nuestras vidas deben ser un santo ejemplo de la realidad de nuestro mensaje. Incluso el corazón natural de los inconversos servirá si se lo pide, pero se necesita un corazón roto por convicción de pecado, bautizado por el Espíritu Santo y aplastado en sumisión al propósito de Dios para hacer de la vida de una persona un ejemplo sagrado del mensaje.

Hay una diferencia entre dar un testimonio y predicar. Un predicador es alguien que ha recibido el llamado de Dios y está decidido a usar toda su energía para proclamar la verdad de Dios. Dios nos lleva más allá de nuestras propias aspiraciones e ideas para nuestras vidas, y nos moldea y da forma para su propósito, así como Él trabajó en las vidas de los discípulos después de Pentecostés. El propósito de Pentecostés no era enseñarles algo a los discípulos, sino convertirlos en la encarnación de lo que predicaban para que literalmente se convirtieran en el mensaje de Dios en la carne. ". . . seréis testigos de mí. . . "(Hechos 1: 8).

Permita que Dios tenga completa libertad en su vida cuando hable. Antes de que el mensaje de Dios pueda liberar a otras personas, primero Su liberación debe ser real en usted. Reúna su material cuidadosamente, y luego permita que Dios "arme sus palabras" para su gloria.

Señor Dios Omnisciente, dame la sabiduría de este día para adorar y trabajar correctamente y servirte complacido contigo. Señor, inténsate a mí cada vez más en Tu plenitud y belleza.