Imitadores de Dios: Devociones para Niños del Ministerio Tiempo de GraciaMuestra

Tú reflejas a Jesús Antes de que continúes con esta devoción, quiero que vayas hasta el espejo más cercano y te mires en él (lo digo en serio. Ve ahora mismo. Voy a esperar). Gracias por haberlo hecho. Ahora, va a parecer que esta es una pregunta tonta, pero ¿a quién viste en el espejo? ¿A ti? ¡Te equivocas! No te viste a ti; viste a Jesús. Extraño, ¿no te parece? ¡Pero es la verdad! Cuando Jesús vino a la tierra, vivió toda su vida por ti. Nunca desobedeció a sus padres por ti, nunca hizo nada inapropiado por ti, y quiso morir en una cruz por ti. Jesús realmente no tuvo ninguna culpa, pero dijo “Castígame a mí, y no a ellos”. Después, resucitó de entre los muertos para hacerte parte de la familia de Dios, lo que significa que tú puedes reclamar como tuya la victoria de Jesús. Como hermanos y hermanas de Jesús, “nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18). Así es; porque por tu fe, te ves igual que Jesús. Y todo el que te ve, ve la gloria de Dios. Ve, y vuélvete a mirar en el espejo.Tú reflejas a Jesús Antes de que continúes con esta devoción, quiero que vayas hasta el espejo más cercano y te mires en él (lo digo en serio. Ve ahora mismo. Voy a esperar). Gracias por haberlo hecho. Ahora, va a parecer que esta es una pregunta tonta, pero ¿a quién viste en el espejo? ¿A ti? ¡Te equivocas! No te viste a ti; viste a Jesús. Extraño, ¿no te parece? ¡Pero es la verdad! Cuando Jesús vino a la tierra, vivió toda su vida por ti. Nunca desobedeció a sus padres por ti, nunca hizo nada inapropiado por ti, y quiso morir en una cruz por ti. Jesús realmente no tuvo ninguna culpa, pero dijo “Castígame a mí, y no a ellos”. Después, resucitó de entre los muertos para hacerte parte de la familia de Dios, lo que significa que tú puedes reclamar como tuya la victoria de Jesús. Como hermanos y hermanas de Jesús, “nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18). Así es; porque por tu fe, te ves igual que Jesús. Y todo el que te ve, ve la gloria de Dios. Ve, y vuélvete a mirar en el espejo.