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Buenas Nuevas de Gran GozoMuestra

Buenas Nuevas de Gran Gozo

DÍA 5 DE 25

PARA LOS PEQUEÑITOS DE DIOS

Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto
de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese
empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio
gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados,
cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se
llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;
para ser empadronado con María su mujer, desposada
con él, la cual estaba encinta. —Lucas 2:1–5

¿Alguna vez ha pensado en qué tan sorprendente es que Dios
ordenó de antemano que el Mesías naciera en Belén (como lo
muestra la profecía de Míqueas 5); y que dispuso las cosas de tal
manera que cuando llegó el momento, la madre y el padre legal
del Mesías estuvieran viviendo en Nazaret; y que, para cumplir
su Palabra y para traer dos personas pequeñas a Belén en esa
primera navidad, Dios puso en el corazón de César Augusto
que todo el mundo romano fuera empadronado en su pueblo
de nacimiento?

¿Se ha sentido alguna vez, como yo, pequeño e insignificante
en un mundo de siete billones de personas, donde todas las noticias
se tratan de grandes movimientos políticos, económicos y
sociales, y de personas sobresalientes de mucho poder y prestigio?
Si usted se ha sentido así, no deje que eso le desanime o le
quite la felicidad. Porque está implícito en las Escrituras que
todas las inmensas fuerzas políticas y todas las gigantes complejidades
industriales, sin ni siquiera saberlo, están siendo guiadas
por Dios, no para su propia ganancia, sino para el provecho
de la gente pequeña de Dios—la pequeña María y el pequeño
José, quienes tuvieron que ir de Nazaret a Belén. Dios usa un
imperio para bendecir a sus hijos.

No piense que, por experimentar adversidad, la mano de
Dios se ha acortado. No es nuestra prosperidad, sino nuestra
santidad lo que él busca con todo su corazón. Y con ese propósito,
él gobierna el mundo. Como Proverbios 21:1 dice: Como los
repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano
de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.

Él es un Dios grande para gente pequeña, y tenemos una
gran razón para regocijarnos: que sin saberlo, todos los reyes,
los presidentes, los principales y los cancilleres del mundo
siguen los decretos soberanos de nuestro Padre en los cielos,
para que nosotros, sus hijos, seamos conformados a la imagen
de su Hijo, Jesucristo.

Escrituras

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