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Libérame del odio a mí mismo: Desesperanza
Los niños son por naturaleza optimistas y flexibles. Cuando son pequeños, no han visto aún la totalidad de la crueldad humana; creen en hadas, fantasmas y príncipes apuestos montados en caballos blancos; saben que las historias siempre terminan en que todos viven felices para siempre.
Pero años de decepción y frustración pueden apartar la esperanza del corazón de una persona. Después de un tiempo, no solo se espera la pérdida y el fracaso, sino que incluso algunas personas llegan a sabotear sus propios esfuerzos para que se cumpla la profecía: “Claro, sabía que esto iba a fracasar”. Todos necesitamos tener esperanza; ese es el oxígeno del espíritu humano. La esperanza es consumible como el oxígeno, y debemos aprender a encontrarla y respirarla.
La Biblia y los sacramentos proporcionan el O2 que da vida del Espíritu Santo (cuyo nombre significa tanto en hebreo como en griego “viento” o “hálito”). “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).
Reconectado al mensaje de los actos y el amor de Dios por nosotros, incluso un corazón sin esperanza puede comenzar a latir de nuevo. ¡Esas historias son verdaderas! ¡Sí, él hizo esas obras! Sí, yo puedo.
Escrituras
Acerca de este Plan
La Palabra de Dios tiene respuestas a los temas que nos preocupan y no ayuda a liberarnos de los enredos y cargas que hacen tan dura nuestra vida. Este plan de lecturas le ayudará a usted a entrar, apreciar, y usar, el poder y la sabiduría que Dios ha puesto en su Palabra.
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Nos gustaría agradecer al Ministerio Tiempo de Gracia por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://timeofgrace.org/espanol