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La memoria del elefante

“Tiene una memoria de elefante” es un dicho muy común cuando queremos referirnos a las personas que tienen la facultad de retener información por un largo tiempo. Este dicho no tiene ninguna base científica concreta, aunque si fue impulsada por un estudio realizado, el cual relacionaba la capacidad de recordar hechos o sucesos con el tamaño del cerebro. Precisamente, se tomó al elefante como objeto de estudio por ser el mamífero que posee el cerebro más grande, esto sumado con la gran capacidad que tiene de aprender tareas y desempeñarlas con precisión.

Estos estudiosos de las capacidades básicas cognitivas e intelectuales se aferraron más a su teoría, cuando los estudiosos de la naturaleza de los animales en su habitad, aseguraron que la gran mayoría de los paquidermos, al saber que morían ya sea por vejez o por otra razón, recorrían varios quilómetros para regresan a su lugar de origen y morir allí o en el mejor de los casos, al santuario que es popularmente llamado “cementerio de los elefantes”. No solo en su habitad natural, sino que en los zoológicos, se dice que un elefante nunca olvida a la persona que le da de comer un maní.

Delante de esta última declaración podríamos muchos sentir una profunda vergüenza al saber que se nos ha olvidado el bien que otras personas han mostrado hacia nosotros dándonos mucho más que un maní, nuestros padres al darnos la vida, nuestros maestros al educarnos con paciencia, nuestro pastor estudiando la biblia para que el domingo tengamos una enseñanza para nuestro crecimiento espiritual, Dios mismo quien entrego a su hijo para que hoy tengamos vida.

El elefante fue creado como un prodigio de la memoria, o por lo menos así lo demuestran los estudios científicos.

Salmos 94:9 El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?

Y el que creó la mente ¿no recordará? (frase escrita por el autor)

Tenemos la mente tan frágil que se nos olvida el bien que recibimos de parte de las personas que nos rodean y el bien que recibimos de Dios en todo momento. Dice la escritura que el bien que hacemos repercute hasta las generaciones venideras. Es impresionante pensar que las acciones que se siembran hoy, serán cosechadas en un futuro por el sembrador mismo y por las generaciones que vendrán.

Nada de lo que tú haces en lo oculto o al descubierto deja de tener recompensa. Ninguna de tus acciones caerán en saco roto, sino que Dios las premiará a su tiempo. Si nuestras acciones han sido, por alguna razón, erróneas o malas, Dios está dispuesto a limpiarnos, a redimirnos y a darnos una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor.
Hebreos 6:10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
Hoy es un buen día para hacer lo que es bueno.

Héctor Colque