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Día 3: ¿Dónde está tu corazón?

Los tesoros terrenales son las cosas que el mundo nos dice que debemos buscar. Podemos pasar toda la vida buscándolos, pero la verdad es que nunca duran. Todo se desvanece con el tiempo, y un día, al morir, nos separaremos de todo aquello por lo que pasamos tanto tiempo persiguiendo.

Los tesoros del cielo, en cambio, son cosas que perduran. Cuando tomamos la decisión de seguir a Jesús y compartir su amor con quienes nos rodean, el mundo sentirá ese impacto. Y el efecto de ese amor no se desvanece; se sentirá a través de las generaciones, y podremos celebrarlo plenamente en el cielo.

Pero, ¿cómo podemos saber si buscamos tesoros en el cielo o en la tierra? A veces, la respuesta no siempre es obvia. Las personas pueden ser voluntarias en una organización sin fines de lucro porque les apasiona cuidar a los demás... o porque se verá bien en su currículum. O pueden hacer una ofrenda generosa a su iglesia porque les apasiona el trabajo que esta realiza en su comunidad... o porque será muy beneficioso para sus declaraciones de impuestos. A menudo, incluso podemos encontrarnos en medio de estos dos extremos: sintiendo al mismo tiempo el deseo de compartir el amor de Jesús y la esperanza de recibir atención por el bien que hacemos.

Cuando no estás seguro de qué tesoro buscas, Mateo 6:21 puede ayudarte. Dice: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Si quieres saber si tu tesoro está en el cielo o en la tierra, empieza por preguntarte: "¿Dónde está mi corazón? En el fondo, ¿qué es lo que más me apasiona?".

Sigue adelante y hazte esas preguntas.

Una vez que hayas decidido tu respuesta, considera:

• ¿De qué manera tus pasiones se relacionan con tus propios intereses y te impulsan a esforzarte por lograr algo más?
• ¿De qué maneras te apasiona compartir el amor y el cuidado de Jesús con los demás? ¿Cómo estás construyendo un legado y contribuyendo al bienestar de los demás?

No te preocupes, nadie en la tierra busca siempre el tesoro del cielo. Todos nos desviamos del camino debido a algún tipo de tesoro terrenal. Eso forma parte de ser un seguidor de Jesús en proceso. Pero a medida que te esfuerzas por priorizar compartir el amor de Jesús a través de tus dones y talentos únicos y forjar un legado que impacte a las generaciones venideras, descubrirás que tu corazón está cada vez más alineado con el corazón de Jesús.

Considera las siguientes preguntas mientras reflexionas y oras.

Reflexión: ¿Cuáles son algunos pasos prácticos que podrías dar para alejar tu corazón de los tesoros de la tierra y acercarlo más a los tesoros duraderos en el cielo?

Oración: Padre, gracias por preocuparte por mí y por el estado de mi corazón. Cada día más, ¿me ayudarías a cuidar de las cosas que te importan? Haz que mi corazón se parezca más al tuyo. En el nombre de Jesús, amén.

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