La Salvación Está Cerca De TiMuestra

El celo sin entendimiento no basta

El celo sin verdad puede desviar el corazón del verdadero camino de Dios.

Pablo reconoce que Israel tiene celo por Dios, pero no conforme a ciencia. Su pasión por la ley y las obras los llevó a rechazar la justicia de Dios en Cristo. En su intento por establecer su propia justicia, tropezaron con la gracia. Romanos 3:20 deja claro que por las obras de la ley ningún ser humano estará justificado.

Este pasaje es una advertencia: el entusiasmo religioso no siempre es espiritualidad verdadera. Es posible estar lleno de fervor y, sin embargo, estar equivocado. El camino a la salvación no es el esfuerzo humano, sino la sumisión al regalo de justicia por medio de Cristo.

Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree. Para los que creen, Jesús es el fin de la ley. La ley llega a su fin para el creyente en el sentido que nuestra obediencia a la ley ya no es el fundamento de nuestra relación con Dios. La ley no ha llegado a un fin en el sentido de que ya no refleja el estándar de Dios para nosotros o que ya no nos muestra nuestra necesidad de un Salvador.

Cristo es la realización perfecta de todo lo que pide la ley, pero también es el fin de la ley como vía para alcanzar la justicia para todo aquel que cree.

Aquí se revela el centro del evangelio: no es lo que hacemos, sino lo que Cristo ya hizo. Reconocer nuestra insuficiencia es el primer paso para recibir su suficiencia.

¿Hay en ti áreas donde el orgullo espiritual ha reemplazado la confianza en la justicia de Cristo?