VIDAMuestra

Vida en abundancia

Una vez Jesús está de viaje. A la hora de comer, se sienta agotado junto a un pozo. Poco después, una mujer viene a buscar agua. Sus amigos se dirigen al pueblo para comprar algo de comer. En contra de todas las normas sociales, se acerca a ella y le pide un vaso de agua. Llena de escepticismo, ella duda. Jesús aprovecha el momento. Se presenta como el que tiene agua viva para dar."Si supieras lo que Dios puede darte y quién es el que te está pidiendo agua, serías tú la que le pediría agua a él y él te daría agua que da vida.".

Imagínatelo metafóricamente. Una mujer se escabulle al pozo a la hora más calurosa del día. Su sed es insaciable. Marginada por la historia de su vida, siempre va a buscar agua cuando no hay nadie en el pozo. Pero ese día, Jesús la espera. Él conoce su sed, que va más allá de su necesidad física. Sabe que la culpa y la marginación social han secado su alma. Ahí es exactamente donde la encuentra. En medio del calor de su vida. Él la conoce; y también te conoce a ti.

Jesús mira detrás de la fachada, dentro de tu alma sedienta. Conoce tu anhelo de pertenencia y autoestima. De amor y reconocimiento, justicia y verdad, paz y calma interior, sentido e identidad. Conoce tu pasado y tus preguntas. Como la mujer en el pozo. Y también hoy te ofrece agua viva.

Lo que tiene para darte es eterno. No sólo te satisface a corto plazo, como el estatus, el éxito y los gustos. Sacia la sed de tu alma para siempre.

Jesús ya estaba dejando entrever lo que sucedería un poco más tarde, en Pentecostés. Pronto derramaría el agua viva sobre todos los creyentes. El mismo Espíritu Santo llenaría a cada individuo. Para una verdadera vida en abundancia.

De aquel que cree en mí, brotarán ríos de agua viva, como dice la Escritura. Lo que quería decir con esto era que los que creyeran en él recibirían el Espíritu. El Espíritu Santo todavía no había venido, porque Jesús aún no había sido glorificado.