Día 1: Ser un buen intérprete del corazón de dios

Cuando hablamos de sueños, a menudo pensamos en José y Daniel. Tienen mucho en común: eran cautivos y habían sufrido muchas injusticias. Sin embargo, guardaron su corazón y su mente, confiando en que la bondad de Dios les haría justicia.

Veremos que la forma en que interpretemos los acontecimientos a la luz de la verdad de la Palabra de Dios determinará nuestras pautas de lectura.

¿Alguna vez has confiado un mensaje a tu hijo, a un amigo o a un colega, sólo para darte cuenta de que fue entregado con un tono y una intención que no eran los tuyos? Se ha comunicado el contenido, pero con una interpretación equivocada de tus intenciones y de tu corazón. Ha habido ocasiones en las que he pedido a una persona que llamara a alguien para que me viera en mi despacho. Entonces me he dado cuenta de que mis intenciones se habían tergiversado. Mientras yo quería felicitar a mi invitado, él se preguntaba con cierto temor qué podía haber hecho para ser convocado de esa manera. Lo primero que pensé en ese momento fue que el mensajero necesitaba quitarse sus rejillas de lectura sesgada y conocerme mejor.

Por el contrario, ¿alguna vez has echado una simple mirada de dos segundos a alguien que te conoce muy bien? Pues bien, ¡esos dos segundos le bastaron para comprender inmediata y perfectamente tu corazón, tus pensamientos y tus intenciones!

Lo que intento explicar con estos ejemplos de la vida real es que no basta con saber versículos de la Biblia, recibir revelaciones o visiones nocturnas. También hay que ser un buen intérprete del corazón y las intenciones de Dios.

A menudo me gusta decir que la cuestión no es lo que Dios dijo, ¡sino lo que Dios realmente dijo! Ser un buen intérprete de sueños requiere una inteligencia renovada para discernir mejor la voluntad de Dios en lo que nos revela.

Mañana hablaremos de nuestras rejillas de lectura y de cómo Jesús llegó a enseñar a sus discípulos este tema tan importante. Te invito a que te quedes hasta el final de este plan, ya que me gustaría ofrecerte un extracto de mi nuevo libro, del que se ha extraído esta enseñanza.

Jérémy Pothin