Operación A Corazón AbiertoEjemplo
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PUNZADAS EN MI CORAZÓN
Y en mi corazón sentía punzadas… El corazón del ser humano es un motor perfecto que hace que todo tenga vida, porque es el responsable de enviar sangre y oxigeno hasta la última parte del cuerpo. Revisando estadísticas oficiales en México, se reportó que tan solo de enero a junio del 2023 una de las principales causas de muerte fueron las enfermedades del corazón con 97.187 casos, esto es un 25%. Existen factores de riesgo en las enfermedades cardiovasculares (ECV), los cuales se clasifican en dos grupos: el primero son los factores de riesgo no modificables, los cuales pueden ser el sexo, hombres o mujeres, edad avanzada mayores de 40, la herencia o la genética. El otro grupo son los factores de riesgo modificables, los cuales pueden ser el tabaquismo, colesterol, hipertensión, inactividad física, estrés y el consumo de alcohol. Estos últimos factores se detectan fácilmente, los podemos modificar en nuestra vida diaria, pero lo difícil puede ser el reconocer que tengo alguno de ellos y dejarlos por completo.
En nuestra vida espiritual pasa algo similar con los factores de riesgo, ya que van provocando dentro de nosotros síntomas que tenemos que detectar a tiempo, pero para esto yo debo de reconocer que en mi hay un problema. Al iniciar la lectura encontramos una porción de un Salmos escrito por Asaf, donde el menciona que se llenó de amargura su alma y su corazón sentía punzadas, cuando se menciona la palabra punzada, quiere decir que el sentía una perforación dentro de él, ¿pero debido a que fue esto? Simplemente por estar viendo lo que pasaba a su alrededor y no ubicando su atención a lo que ocurría en su interior. Cuando nuestra relación con el Señor empieza a menguar, esos factores de riesgo “modificables” empiezan aparecer en la vida del hombre, porque estamos alimentando ese síntoma. El rey David lo experimento muchas veces a lo largo de su vida, ya que el menciono que su corazón estaba dolorido dentro de el, y terrores de muerte sobre el habían caído, aquí apareció un sentimiento de temor y cuando se apodera de nuestra vida pueden aparecer signos de advertencia a nuestro corazón. Por ejemplo, un dolor por alguna situación no sanada, puede también causar una desesperanza, “es tan grande el dolor que siento, que mi corazón desfallece en mi”, aquí podemos apreciar como el corazón del profeta Jeremías desfallecía al ver como el pueblo de Israel se olvida de aquel Dios que en otro tiempo había hecho grandes hazañas y proezas. Cuando ese dolor se hace más penetrante dentro de nosotros el espíritu se abate, es decir, pierde su fuerza, su vigor, a tal punto que nos derriba.
Nadie puede ocultar lo que hay en su corazón, porque Dios lo conoce más que toda persona, pero cuando ya estamos a punto de perder ese vigor tenemos un lugar secreto a donde dirigirnos con una oración, todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta casa, tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres, como lo expreso Salomón.
Así que hemos llegado a la puerta del hospital, porque reconocemos que estamos enfermos y que solo hay un especialista para el corazón, Jesús el sanador, al que le podemos decir: “Estoy agotado y totalmente destrozado; mis gemidos salen de un corazón angustiado” .... y necesito ayuda.
Oración: Señor Jesús en estos momentos estoy con la mano en mi corazón, tocando a la puerta de tu presencia, para que tú seas el que comience a trabajar en él, ya no puedo ocultarte nada porque tú lo sabes todo y sé que tú eres ese gran médico que iniciará con la revisión. Amén
Preguntas para reflexionar
¿Cómo esta tu corazón en estos momentos?
¿Empiezan a aparecer punzadas en tu corazón que te están debilitando?
¿Consideras que tu corazón está latiendo con la suficiente fuerza para caminar con Jesús?
Escrito por Anel López Miguel
Acerca de este Plan
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No podemos atender al llamado de Dios y tomar el lugar que nos ha dado para ejercer, si nuestro corazón no es sanado, restaurado, transformado, fortalecido y activado para trabajar en la obra de los últimos tiempos. Así nuestra vida será transformada en el momento en que dejemos atrás todas las experiencias dolorosas y aquellas relaciones que nos mantiene atados a sentimientos y pensamientos erróneos. Todo esto que arrastramos sin sanar constituye un estorbo y un gran lastre que no permite que avancemos en nuestra vida y en el llamado que Dios nos hace. Claudia Haro
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Nos gustaría agradecer a CENTRO CRISTIANO CALACOAYA por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: calacoaya.org.mx