Evangelización en 3 PasosMuestra

Paso 2 de la Evangelización: Amor

Cuando escuchas un golpe inesperado en tu puerta y miras por la ventana, ¿tu actitud se ve afectada por la cara de quién ves? Seguro. Abrirás la puerta con una sonrisa si es tu mejor amigo, pero la abrirás con el ceño fruncido si es un extraño con un portapapeles.

Esa es una lección importante sobre la evangelización. El apóstol Pablo describió las conversaciones sobre Jesús como “el Señor nos abra las puertas” (Colosenses 4:3), una imagen que reforzó unos versículos más adelante cuando dijo: “Compórtense sabiamente con los no creyentes, y aprovechen bien el tiempo” (versículo 5). Cuando eres sabio en tu manera de actuar con tus amigos no cristianos y aprovechas tus oportunidades para amarlos y servirlos, se abren puertas que de otra manera estarían cerradas.

¿Cómo sería eso para ti? Quizás te preguntarías cómo le estaba yendo a tu vecino y realmente escucharías su respuesta. Tal vez le envíes un mensaje de texto que diga: “Gracias por ser sincera acerca de tus dificultades el otro día. Estuve orando esta mañana porque el Señor te fortalezca”. Quizás notes que alguien está pasando por una gran transición (el nuevo chico en la escuela, la nueva mujer en el trabajo, la nueva viuda, los nuevos padres) y lo dejes sentarse contigo en el almuerzo o le presentes a tus amigos del trabajo o la invites a tomar un café o los invites a ver el partido. Cuando intentas amar bien a alguien, verás las oportunidades. Aprovéchalas al máximo.

¿Quién sabe? Dios podría abrir una puerta para compartir la mejor noticia de todas.