Lecciones Del Libro De JobMuestra

La última vez, aprendimos del Libro de Job que Dios siempre está contigo (incluso cuando no lo sientas) y que siempre hay algo que aprender de Él en los tiempos difíciles.

A menudo, cuando sigues a Cristo y lo pones primero en tu vida, puedes sentir que las cosas van bien. Y el peligro está en comenzar a pensar que servir a Dios se trata de vivir tu mejor vida y que todo lo que tocas se convertirá en oro.

Pero, desafortunadamente (o afortunadamente), ese no es el mensaje del libro de Job.

Job era un hombre que se esforzaba por poner a Dios primero. Dios describió a Job como "el mejor hombre de la tierra. Intachable. Un hombre de total integridad" (Job 2:3).

A pesar de su integridad, Job lo perdió todo: hijos, hijas, toda su riqueza... sus amigos se reunieron para lamentar su pérdida y luego (en capítulos posteriores) lo acusaron de pecados que no cometió.

Y si eso no fuera suficiente, la esposa de Job se volvió contra él, diciendo: “¿Todavía vas a mantenerte firme en tu integridad? Maldice a Dios y muere de una vez” (Job 2:9).

La experiencia de Job fue como recibir una patada cuando ya estaba en el suelo.

Sus amigos creían que su tragedia era el resultado de algún mal cometido por Job. ¿Pero es eso cierto? ¡No!

Así que, cuando las cosas no van bien para ti, cuando tu auto se descompone, tu negocio falla, cuando la gente te rechaza sin razón, no necesariamente significa que hayas pecado. Las cosas pueden salir mal incluso para aquellos que se esfuerzan por poner a Dios primero.

Jesús mismo desmintió esta idea de "pecado = tragedia" en el Evangelio de Juan.

“Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: ‘Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?’ ‘Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios’” (Juan 9:1-3).

Cuando la tragedia y los tiempos difíciles golpean, no siempre es una señal de que has hecho algo mal. Pero siempre es una oportunidad para preguntarte qué obras de Dios se están manifestando en tu vida.

Toma un momento para orar:
Padre, ayúdame a ver lo que estás haciendo en mi vida y a confiar en ti. Ayúdame a aprender de ti mientras sigo los pasos de Jesús hoy.

Lee
Job 2:3-9
Juan 9