Fidelidad: Leyendo Con El Pueblo De DiosMuestra

Desafío de Memorización:

13 He aquí el rey que habéis elegido, por el cual habéis pedido; he aquí, que el Señor ha puesto un rey sobre vosotros. 14 Si teméis al Señor, le servís y obedecéis su voz, y no os rebeláis contra el mandamiento del Señor, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros seguís al Señor vuestro Dios, os irá bien - 1 Samuel 12:13-14 (RVR1960).

Introducción:

En las lecturas de hoy, vemos la fidelidad de Dios a través de Su presencia y poder. En 1 Samuel, el arca del pacto es capturada, pero la fidelidad de Dios no puede ser contenida por una derrota humana. En el Evangelio, Jesús sana al hijo de un oficial, demostrando Su poder para sanar y restaurar. Ambas historias nos recuerdan que la fidelidad de Dios no está limitada por las circunstancias humanas, y Su presencia y poder siempre están en acción, incluso en tiempos de dificultad.

Pregunta para reflexionar: ¿De qué manera has experimentado la fidelidad y el poder de Dios, aun cuando las circunstancias parecían difíciles?

Refuerzo teológico:

La fidelidad de Dios es un tema central en toda la Escritura, y nos recuerda que Su presencia no depende de nuestras circunstancias. En 1 Samuel 4, el pueblo de Israel enfrenta la derrota cuando el arca del pacto es capturada por los filisteos, pero aún en medio de esa aparente derrota, Dios no se limita. Su plan de redención no depende de los fracasos humanos. A pesar de la humillación del pueblo, Dios permanece soberano y en control, y al final muestra Su poder al juzgar a los filisteos y restaurar la honra de Su nombre.

De manera similar, en el Evangelio, cuando Jesús sana al hijo del oficial, no se ve afectado por las limitaciones humanas. Él tiene poder sobre la enfermedad, y Su voluntad para sanar es siempre un acto de gracia que va más allá de nuestras expectativas. No importa lo que estemos enfrentando, la fidelidad de Dios se manifiesta de maneras que a menudo no comprendemos en el momento, pero que reflejan Su propósito eterno.

A través de estas historias, somos llamados a confiar en la soberanía y el poder de Dios, sabiendo que Su fidelidad no depende de nuestras circunstancias, sino de Su carácter inmutable. El apóstol Pablo, en Romanos 8:28, nos recuerda que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien", lo que incluye las dificultades que enfrentamos. Dios no está limitado por los momentos difíciles; Él está trabajando en medio de ellos para conformarnos más a la imagen de Su Hijo.