El Dios Que Nos SalvaMuestra

El otro primero

El dilema de José no era sencillo. Se enteró de que su prometida estaba embarazada y estaba seguro que de que él no era el padre. De todas maneras, vemos en esta persona una actitud sobresaliente pues no buscó la venganza.

Si José hubiese querido, podría haber denunciado a María y ella sería sentenciada a muerte por apedreamiento. Esta decisión sería fácilmente tomada por un corazón lastimado, enojado, lleno de egoísmo y que sólo piense en si mismo. Pero este tipo de corazón no es el que Dios busca para nuestras vidas. Estas acciones traen únicamente más dolor. Él quiere corazones maduros, como el de José, que priorizó el perdón sobre el dolor, la modestia sobre el ego y el amor sobre María.

¡Qué gran lección nos da este hombre! Vivimos en una sociedad individualista y competitiva en la que todos queremos siempre ser los primeros. Este tipo de vida nos lleva a concentrarnos en nosotros mismos y a tener una mirada muy fragmentaria de las cosas; como consecuencia no podemos apreciar el “cuadro completo” de lo que Dios quiere para nuestras vidas.

Te animo a que en este día puedas perdonar, sanar y dejar de mirarte a ti mismo. Puede doler, puede causar angustia, pero también puede ser el principio de una verdadera sanidad del corazón.