Dios Con NosotrosMuestra

Versículo del día:
«Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: “El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos”» (Apoc. 21:3).

Adviento es una celebración de la «espera» porque aguardamos el regreso de Cristo. Esperamos la gloria futura de la que nos habla Pablo en Romanos (8:18-25). ¿Sabes por qué celebramos esa espera? Porque nuestro paso por este mundo es difícil y va acompañado de demasiado sufrimiento. Sufrir es parte de la vida debajo del sol. Este es un mundo caído y en el mundo caído se sufre: hay enfermedades, pérdidas, divorcios, violencia, robos, crisis económicas, relaciones fragmentadas y muerte, entre muchas otras cosas.

Sin embargo, Pablo les recuerda a sus lectores y a nosotros también que, aunque sin duda hay sufrimientos, estos palidecen cuando se los compara con la gloria que nos ha de ser revelada (Rom. 8:18). ¿Cuál es esa gloria futura? ¡La nueva creación! Dios mismo habitará entre nosotros, como al principio.

Es demasiado para mi mente finita tratar de imaginar cómo será, pero sé que será glorioso porque así Él lo ha prometido. Será un mundo donde todas, absolutamente todas las cosas serán hechas nuevas. No más niños huérfanos, ni con enfermedades terminales. No más abusos ni injusticias de ninguna clase. Un mundo de vida eterna. Un mundo perfecto.

La Biblia incluso nos dice que en este nuevo mundo no necesitaremos templo para adorar a Dios porque Él mismo estará allí. ¡Dios con nosotros!

Lo que generación tras generación de creyentes ha estado esperando con ansias será la realidad cotidiana para siempre. Por eso Adviento es un tiempo de celebración de «espera», porque la espera que celebramos bien vale la pena. Aguardamos el regreso de nuestro Redentor, Dios con nosotros, Jesucristo el Señor.