Oportunidad, Salvación Y AmorMuestra

El Diluvio: Un acto de justicia y misericordia

Solo ocho personas se salvaron del diluvio. Dios instruyó a Noé y su familia a entrar en el arca por ser justos. A pesar de las advertencias de Noé durante 120 años sobre la inminente destrucción, la mayoría no creyó ni obedeció. Esto refleja una situación similar en la actualidad, donde las advertencias sobre el arrepentimiento pueden ser ignoradas por muchos.

El apóstol Pedro nos advierte: “En los últimos días, vendrán burladores, siguiendo sus propias pasiones, y dirán: ¿Dónde está la promesa de su llegada? Porque desde el día en que los padres descansaron, todas las cosas continúan como desde el principio de la creación" (2 Pedro 3:3, 4). ¿Acaso no escuchamos hoy estas mismas palabras, no solo de los impíos, sino también de muchos que ocupan los púlpitos en nuestra nación? “No hay razón para alarmarse—afirmaron. Antes de la venida de Cristo, el mundo entero se convertirá, y la justicia reinará durante mil años. ¡Paz, paz! Todo sigue igual que desde el principio. Nadie se preocupe por el mensaje preocupante de estos alarmistas” (PP54 92.2 EGW)

Es impresionante cómo las enseñanzas de la Biblia siguen resonando en nuestra realidad actual. Al reflexionar sobre la sociedad antediluviana y la nuestra, es evidente que muchos de los errores del pasado se repiten hoy. La falta de temor a Dios y la despreocupación por su ley son aspectos alarmantes que no podemos ignorar. La gente se deja llevar por los placeres del mundo, olvidando la advertencia de Jesús sobre los días de Noé.

Es cierto que las actividades cotidianas como comer y celebrar son parte de nuestra vida, pero cuando se llevan al extremo, se convierten en excesos que nos alejan de lo que realmente importa. La búsqueda de riquezas y la corrupción nos rodean, y la violencia ha alcanzado niveles que antes parecían impensables.

La anarquía y los disturbios sociales son reflejos de un corazón que ha perdido su camino. Sin embargo, en medio de esta oscuridad, hay esperanza. Nos invita a volver a los principios de justicia y gratitud hacia Dios, a ser una nueva criatura en Cristo y a vivir de manera que se refleje su luz en nuestras acciones diarias.

Así que, te animo a que juntos busquemos sinceramente el perdón de Dios y vivamos en su luz. El regreso de Cristo es una llamada a ser mejores y a vivir en santidad.

¿Estás listo para dar ese paso hacia una vida renovada en Él?