SERIE – ESPÍRITU SANTO - El Espíritu Santo, ¿Dios o la fuerza de Dios?Muestra
El Espíritu Santo realiza obras que solo Dios puede hacer:
1. Libera a los endemoniados. “… Yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios”, Mateo 12:28. El milagro de expulsar demonios fue atribuido al Espíritu Santo, lo que es lo mismo “al dedo de Dios”, Lucas 11:20. No existe ninguna etapa de nuestra peregrinación terrenal en la que podamos prescindir del poder del Espíritu para liberarnos de las obras de la carne y de las tinieblas.
2. Regenera a las personas. Jesús le dijo a Nicodemo que para entrar en el reino necesitaba nacer de nuevo y aclaró que “las personas nacen del Espíritu”, Juan 3:8 (NTV); Romanos 8:2. El Espíritu Santo es el portador del germen de vida nueva para todo aquel que se rinde a Jesucristo.
3. Resucita a los muertos. “… El Espíritu… hará que sus cuerpos… despierten a la vida después de la muerte…”, Romanos 8:11 (NT-BAD). El ejemplo bíblico más claro es el popular pasaje del valle de los huesos secos, Ezequiel 37. ¿Recuerdas la historia? Dios le dijo al profeta: “Anuncia un mensaje profético a estos huesos y diles… pondré aliento dentro de ustedes y haré que vuelvan a vivir”, Ezequiel 37:4-5 (NTV). ¿Y qué sucedió? Se juntaron los huesos hasta formarse esqueletos enteros. Luego se formaron músculos y apareció carne sobre los huesos, pero todavía sin vida, Ezequiel 37:7-8. Un valle repleto de cuerpos revividos pero sin aliento de vida. Entonces Dios le ordenó al profeta que clamara por el Espíritu: “… Llama al Espíritu. Dirás al Espíritu… ¡Espíritu, ven… sopla sobre estos muertos para que vivan!”, Ezequiel 37:9 (BLA). Y fue entonces que “todos volvieron a la vida y se pusieron de pie”, Ezequiel 37:10 (NTV). Advierte la lección. Ezequiel había proclamado la Palabra de Dios; sin embargo, no fue suficiente, faltaba la obra del Espíritu para que los cuerpos recreados volvieran a respirar. Lo que Ezequiel tenía que hacer era invocar audazmente al Espíritu para que viniera sobre aquellos en quienes la Palabra de Dios había obrado. No alcanzaba con predicar, Ezequiel debía orar. Lo que la predicación por sí sola no logró, la oración lo hizo posible. Atrapa el secreto de un ministerio bendecido: ¡la predicación sin la oración es un tiro al aire! La predicación tiene su parte, pero es la oración la que logra el resultado final porque fue después de que el profeta llamara al Espíritu que los huesos comenzaron a vivir. ¿Has trabajado duro sin resultados? ¡Prueba con la oración! Llama al Espíritu y Él vendrá sobre el gélido invierno de la tribulación o la cálida brisa de la prosperidad. ¡Ora para que la obra se concrete con resultados extraordinarios!
Acerca de este Plan
Esta serie tiene el fin de ayudarte a contestar las preguntas más comunes acerca del Espíritu Santo, con el fin de que lo conozcas y puedas entablar una amistad con Él.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar