Uno en CristoMuestra

Enviados al mundo en unidad

Imagina esto: mi papá tiene una visión poderosa. ¿Qué pasaría si decidimos unirnos como cristianos, con un solo propósito: evangelizar ciudades enteras? Pensá en nuestra ciudad, Quilmes, en Buenos Aires, Argentina. Tenemos 300 iglesias. Ahora, imagina que todas ellas deciden unirse para un evento masivo en el estadio de fútbol más grande de la ciudad, con capacidad para 20.000 personas. No es tan complicado: cada iglesia aporta 50 personas, lo que nos da 15.000 cristianos juntos. Los 5.000 asientos restantes serían ocupados por personas no creyentes, invitadas por nosotros mismos, después de haber realizado trabajos sociales evangelísticos previos. ¿El costo? Fácilmente cubierto por los 15.000 cristianos, cada uno aportando solo 5 dólares. Los otros gastos, los cubren las iglesias. Así, podríamos hacer un evento de esta magnitud cada mes.

Ahora, lleva esta idea a un nivel nacional, o incluso mundial. Imagina que la Iglesia, con mayúsculas, se une con un objetivo claro: evangelizar naciones enteras. Somos mil millones de cristianos en el mundo. ¿Te acordás cuando Argentina ganó el Mundial? Cinco millones de personas salieron a las calles, causando un impacto histórico. Ahora, imagina que un millón de cristianos nos unimos, iglesias, grandes ministerios de evangelismo, todos con el mismo propósito. Cada mes, podríamos impactar un país con el amor de Dios, con el objetivo claro de salvar almas.

Pero acá está la realidad: en lugar de unirnos, trabajamos en pequeños grupos, dos o tres iglesias a la vez, con esfuerzos que apenas rascan la superficie y con costos enormes para eventos que no logran hacer la diferencia que podríamos. ¿Qué pasaría si realmente nos unimos? ¿Qué estamos esperando? Es tiempo de reflexionar. La unidad en la misión de salvar almas es lo que nos llevará a un impacto real, a un avivamiento global que el mundo no podrá ignorar. ¿Estamos dispuestos a dar ese paso?

Acción del día:
Busca una forma de colaborar con otros cristianos en tu comunidad. Esto puede ser tan simple como invitar a un amigo de otra iglesia a unirte en una actividad de evangelismo o en un servicio comunitario. Da el primer paso hacia la colaboración y crea conexiones que fortalezcan la unidad en la misión.

Oración: "Señor, guíame a colaborar con otros cristianos para compartir Tu amor. Ayúdame a ser un puente de unidad y a hacer un impacto real en mi comunidad. Amén".