Firmes en La Roca De Nuestra SalvaciónMuestra
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sal. 19:1).
Esto indica que hay una sabiduría de Dios plasmada en Su creación, y haremos bien en observar con atención, pues en ella hay destellos de la gloria de Dios que hablan a nuestras vidas. Pablo nos asegura que: “...Lo que de Dios se conoce les es manifiesto, […] por medio de las cosas hechas […]” (Romanos 1:19–20).
¿Qué significa esto?, tal vez te preguntes. Bueno, Pablo nos anima a observar las flores, los pájaros, los bueyes, las ovejas, las hormigas y las semillas, porque podemos encontrar lecciones en todos ellos. Aquí están unas cuantas verdades espirituales ilustradas en la naturaleza:
- El descuido causa deterioro: En los Estados Unidos de Norte América existe un pequeño pez (no lo conozco, pero podemos leer o ver videos acerca de él ). Es un pequeño marisco con una cabeza totalmente pálida y dos puntos negros que “simulan ojos”. Cuando los biólogos disecaron los puntos negros, descubrieron que eran falsos, incapaces de funcionar; es decir, no servían para nada, salvo para aparentar ante sus depredadores ser ojos. ¡No te parece increíble tener ojos y no poder ver! ¿Qué pasó con estos peces?, ¿será que alguna vez les sirvieron esos ojos? Los biólogos creen que ese tipo de pez, cientos de años atrás, migró a cuevas para protegerse de sus depredadores y se camufló a tal grado que finalmente no abandonó las cuevas, prefiriendo la oscuridad y el frío subterráneo a la luz. Al esconderse, los colores brillantes de este marisco se volvieron blanco pálido y no necesitó ojos, así que la naturaleza lo acomodó. Finalmente, perdió su función visual por su constante falta de luz.
¿Cuál es la enseñanza para nosotros?, tal vez te preguntes. Bueno, lo que espiritualmente no utilicemos, lo perderemos. O mejor aún, ejercitemos constantemente nuestros dones y facultades espirituales, no vaya a ser que por falta de uso se apaguen. - El descuido puede ser por “burnout” o fatiga espiritual: No es de extrañar que muchas personas se sientan cansadas “espiritualmente” por lo arduo del camino. Las batallas físicas, emocionales y espirituales nos han pasado factura con el correr de los años. Muchos, a pesar de estar magullados, desgastados o golpeados, decidimos seguir, creer y confiar en Dios; pero tristemente otros han decidido claudicar, “tirar la toalla”, por no decir que han tomado la decisión de renunciar. No renunciaron a Jesús, sino a la lucha, al camino.
Ellos están cansados del estrés, fatigados de la buena batalla, y ya no quieren ser tan intensos en su caminar. Solo quieren “huir” porque no encuentran lugares seguros para servir mientras son sanados, rescatados o reavivados. David, el autor de tantos Salmos, se cansó de sus luchas. Estaba tan cansado en el alma, tan asediado por luchas y problemas, que todo lo que quería era escapar a un lugar de paz y seguridad: “Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha cubierto. Y dije: ‘¡Quién me diese alas como de paloma!’. Volaría yo y descansaría. Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad” (Salmo 55:4–8).
¿Qué tal tú? ¿Crees poder orar por alguien que sepas que está “quemado”, desgastado o abatido a causa del ministerio o del camino?
Y si eres tú, ¿has podido levantar la mano pidiendo ayuda, buscando a otros para que te sostengan en medio de la jornada y te ayuden a llevar tus cargas? En lo personal, creo que el cuerpo de Cristo está en medio de un “huracán categoría Milton”. Nuestro adversario está lanzando de forma ininterrumpida misiles de desánimo, descontento, pereza y división sobre la Iglesia vencedora. Esto ha hecho que muchos creyentes estén en retirada, y los pastores o líderes de iglesias locales o ministerios se están “quemando en la soledad del liderazgo”. Pero hoy quiero recordarte que no estás solo. Levanta la mano y pide ayuda; la Biblia asegura que son más los que están a favor nuestro que en contra nuestra (2 Reyes 6:16).
¡Medita en esto!
Escrituras
Acerca de este Plan
Con el correr de los años, he llegado a pensar que solo hay una cosa que temo por encima de todas, y es el pensar que mi obstinado corazón me pueda alejar de Cristo. Me estremezco ante la noción que podría llegar a ser “tibio” por no decir perezoso espiritualmente o negligente, al ir dejando a un lado las sanas disciplinas espirituales de orar y buscar la Palabra de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectar.conociendoadios.net/