Reflexiones Sobre La JusticiaMuestra

Perdí a mi padre muy joven. Vi a mi madre viuda llorar en silencio, abrumada por la necesidad de cuidar sola de sus tres hijos pequeños.

Mientras atravesábamos nuestro duelo, tuvimos que hacer frente a comentarios poco amables acompañados de discriminación por parte de los demás. Nos trataban de forma diferente a antes. Ignoraban nuestras voces simplemente porque no teníamos padre ni marido. La gente se aprovechaba de nosotros y nos sentíamos profundamente heridos por las acciones de quienes nos rodeaban.

Nos aferramos a la promesa de Dios del Salmo 68:5. Dios nos dio fuerzas y nos ayudó a salir adelante. Dios nos dio fuerzas y nos ayudó a salir adelante mientras sanaba poco a poco las profundas heridas de nuestros corazones y nuestras mentes por los dolorosos recuerdos de cómo nos habían tratado. Aunque sentíamos que estábamos solos, Dios siempre estuvo a nuestro lado.

Es un padre compasivo que ama y cuida a sus hijos solitarios. Es un fuerte defensor que protege y actúa en favor de las viudas impotentes. Él siempre está ahí.

Desafío: ¿Cómo podemos mostrar con nuestras palabras y acciones que Dios es un padre para los huérfanos y un defensor de las viudas? ¿Cómo podemos responder cuando vemos a los huérfanos y viudas dolidos, afligidos, solos y oprimidos?

Oración: Padre Celestial, te agradecemos tu amor incondicional y tu compasión por nosotros. Ayúdanos, Señor, a compartir este amor y compasión con palabras y obras con los necesitados. Amén.