De La Nostalgia a La Esperanza en Dios (Salmo 42)Muestra
Un profundo anhelo por Dios
Este es un salmo cargando de mucha nostalgia y añoranza por la casa de Dios. Para expresar esa añoranza el salmista usa una poderosa metáfora: un ciervo afligido por la sed. Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
¿Por qué brama el ciervo?
En los paisajes áridos del antiguo Cercano Oriente, el agua era un recurso precioso y a menudo escaso. Un ciervo, impulsado por una intensa sed, busca desesperadamente corrientes de agua.
Este animal al que se hace referencia padece de una intensa sed casi constante. Cuando eso sucede comienza a bramar (hace un gran ruido). Es un ruido interno que nace desde lo más profundo de sus entrañas porque necesita saciarse de agua. Los venados y otros animales pueden morir en tan solo tres días sin agua. Esta es una necesidad muy perentoria. De modo que el animal comienza a bramar, pero esto también lo debilita y le hace presa fácil de los grandes depredadores.
Un ciervo, impulsado por una intensa sed, busca desesperadamente corrientes de agua.
Sed de Dios
Así como el ciervo anhelaba y necesitaba agua; de la misma manera, el alma del salmista anhelaba y necesitaba a Dios.
Nuestra profunda necesidad de Dios se puede comparar con el hambre y la sed. La necesidad de alimento espiritual es más importante que la necesidad que tenemos del alimento físico.
Esta metáfora ilustra el profundo, casi desesperado, anhelo del salmista por Dios. No es solo un deseo casual, sino una necesidad intensa y apremiante. La sed del alma por Dios es tan vital y urgente como la necesidad de agua del ciervo.
Acerca de este Plan
Sólo Dios satisface plenamente, y cuando Él no está presente en nuestra vida, vivimos con un gran vacío existencial, sin importar que tengamos logros terrenales como fama, dinero, poder, etc. La búsqueda de Dios, el anhelo por lo trascendente ha sido una constante a lo largo de la historia del hombre, desde las más antiguas culturas. Y es que el deseo profundo por lo espiritual nunca podrá morir, pues esa llama ha sido encendida por el propio Dios. El sabio Salomón lo expresó de la siguiente manera: “Dios ha colocado eternidad en el corazón del hombre” 1 (Eclesiastés 3:11).
More
Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/