Adoración Genuina Para Una Vida De Intimidad Con DiosMuestra
Jesús dijo: “Adora al Señor tu Dios”, Mateo 4:10 (NTV) y David expresó: “Vengan, adoremos e inclinémonos. Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro creador”, Salmo 95:6 (NTV). Ahora bien, se debe adorar a Dios en público sin dejar de hacerlo en privado. La adoración congregacional no debe sustituir la adoración secreta. Cuidado con perder el balance. Jesús adoraba en privado, pero también participaba fielmente de la adoración en la sinagoga: “Cuando Llegó a Nazaret... fue como de costumbre a la sinagoga...”, Lucas 4:16 (NTV). “¿Cómo podemos adorar a Dios en público una vez por semana cuando no nos preocupamos por adorarlo a solas durante la semana? ¿Podemos esperar que la llama de nuestra adoración a Dios arda vivamente en público en el día del Señor, cuando apenas titila por Él en secreto los demás días? ¿Será que nuestra experiencia de adoración colectiva nos deja muchas veces insatisfechos porque no buscamos satisfacer la adoración en privado? A. Tozer dijo: “El que se rehúsa a adorar a Dios siete días por semana, tampoco lo adorará en un día a la semana”. Esta es la verdadera razón por la que muchos cristianos no valoran la adoración pública: porque tampoco adoran a Dios en lo secreto durante la semana.
Reflexionemos juntos acerca de los cultos de adoración congregacional. La Biblia señala: “Tributemos a Dios un culto agradable con reverencia y respeto”, Hebreos 12:28 (BLPH). Cuando cantamos u oramos debemos pensar en Dios; de lo contrario, no lo estamos adorando. ¿Permanecemos atentos a lo que se dice de Dios o a lo que Dios nos está diciendo? Alguien describió al hombre contemporáneo de la siguiente manera: “Adora su trabajo, trabaja durante sus ratos de distracción y se distrae durante la adoración”. Así que no importa qué digamos, cantemos o hagamos, únicamente adoramos a Dios cuando Él es el centro de toda nuestra atención. Algo más, los cultos deberían ser una fiesta en honor al Espíritu Santo. ¿Cómo nos preparamos para una fiesta? No descuidamos ningún detalle. Ropa, peinado, regalo. Todo está cuidadosamente preparado. ¿Hacemos lo mismo para encontrarnos con Dios? Quizás digas: “no es lo mismo, ya que Dios mira el corazón”. Precisamente, ¿está tu corazón preparado? La boca ha sido una cloaca toda la semana, nos agarramos a las piñas en la casa y echamos espumarajos de maldiciones hasta que no podemos más. Ni qué hablar de la noche anterior al culto. Alimentamos los demonios de la lujuria y echamos a correr alcohol por las venas hasta reventar y luego llegamos, entramos con un aire de arrogancia, a los empujones, le damos a Dios un regalo de rutina y le cantamos canciones apáticas y sin pasión. Somos tan insensibles que podemos irnos a casa sin que nos remuerda la conciencia, convencidos de que hemos cumplido con Dios.
Acerca de este Plan
¿Cómo adorar a Dios sin adorarlo en vano? Recordemos que Jesús todavía está vivo y presente en medio de su Iglesia. . ¡Es hora de que tratemos a Dios con el respeto que Él merece!
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar