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El Dios Que AdoramosMuestra

El Dios Que Adoramos

DÍA 1 DE 5

¡Dios es suficiente, sin necesidad de nada!

Dormir, además del sexo y la comida, está entre los tres mayores placeres del ser humano. Y aunque es un estado de aparente pasividad, es vital y necesario desde que estamos en el vientre.

Esta realidad de la necesidad del descanso—junto con la dependencia que tenemos de los alimentos—nos recuerda que no somos autosuficientes. Por muy poderosa que sea la persona, al final del día, cansada y hambrienta, buscará cómo satisfacer sus necesidades con agentes externos: una buena cama, un plato de comida caliente, un baño tibio.

No solo somos dependientes en ese sentido físico, también lo somos en el ámbito social. Fuimos diseñados, como seres finitos, para vivir en comunidad. Necesitamos las conversaciones, el contacto con el otro, la afirmación, las palabras.

Al igual que el resto de la creación, el hombre también le debe su existencia a alguien más. Esa es una de las diferencias entre Dios y nosotros, y es justamente lo que lo hace ser Dios, no fue creado y no le debe su existencia a nadie. Juan 5:26 lo confirma: “Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo”.

Su NO necesidad lo hace autosuficiente; nuestra necesidad nos hace dependientes de su suficiencia. Reconocer que no estamos en control es la salida ante la presión de tener nuestra vida resuelta u organizada. Nos preocupamos por sumarle experiencia a la hoja de vida para asegurarnos un futuro laboral brillante. Creemos que nuestro futuro depende exclusivamente de nosotros. La buena noticia es que no tenemos que jugar a ser Dios. El mejor camino es ser diligente; proyectarnos, mas no vivir en el futuro, disfrutar el chocolate con pan en el presente, y descansar en que Dios es Dios.

Dios es autosuficiente en tanto que él es incomparable en dimensión; el universo es lo suficientemente pequeño en relación con él, quien puede medir los cielos con el palmo de su mano y pesar el polvo de la tierra en un pequeño conjunto de balanzas. Dios es autosuficiente en tanto que es incomparable en términos de conocimiento; nadie ha tenido que enseñarle algo. Dios es autosuficiente en tanto que es santo, tres veces santo y su santidad no depende de nosotros (Isaías 40:12,14,18). Nuestra alabanza, nuestro servicio, nuestra devoción, nuestro dinero, son cosas buenas que ofrecemos a Dios, pero él no las necesita. Sin nada de lo mencionado Dios sigue siendo Dios. De hecho, si sacrificáramos todo el universo a Dios, no agotaríamos la alabanza y la gloria que su santidad merece.

Frente a esta verdad de la autosuficiencia de Dios podemos responder por lo menos con tres acciones:

• Clamar: la realidad de un Dios que no duerme y es autosuficiente debería cambiar la forma en la que oramos. David dice: Con mi voz clamé al Señor, y él me respondió desde su santo monte (Salmo 3:4). Hay cosas que solo Dios puede hacer; la parte nuestra es clamar. Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias (Salmo 34:6).

• Dormir: este dormir tiene la implicación de descansar y, por qué no, de dormir plácidamente. ¿Podemos dormir tranquilos o experimentar paz aun cuando sentimos que el mundo se nos viene encima? Si la respuesta es no, necesita seguir leyendo para aprender sobre los atributos de Dios; a veces la manifestación mayor de confianza en Dios es no dejar que las preocupaciones nos quiten el sueño. Si su respuesta es sí, también necesita seguir leyendo; Dios es tan inescrutable que nunca será suficiente para seguirlo conociendo y experimentando. En paz me acostaré y así también dormiré; porque solo tú, SEÑOR, me haces habitar seguro (Salmo 4:8).

Adorar: conocer que nuestro Dios es ilimitado y que nada cambia su esencia y su carácter nos debería llevar a la adoración profunda. Mi fortaleza y mi canción es el Señor, y ha sido para mí salvación; este es mi Dios, y le glorificaré, el Dios de mi padre, y le ensalzaré. El Señor es fuerte guerrero; el Señor es su nombre (Éxodo 15:2-3).

Día 2

Acerca de este Plan

El Dios Que Adoramos

Cuando desconocemos los atributos de Dios, tendemos a crear nuestra propia versión de él. En otras palabras, creamos un dios a nuestra imagen y semejanza, ajustado a nuestros deseos. En este plan devocional descubre la grandeza del Dios que adoramos y las implicaciones que tiene en nuestro diario vivir.

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Nos gustaría agradecer a TRUE INFLUENCERS por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectarglobal.com/