Adivinación y Hechicería a la Luz de la BibliaMuestra

El pueblo de Israel no podía usar ninguna de estas prácticas paganas para descubrir cuál era la voluntad del Señor, porque fue precisamente por estas abominaciones que los cananeos fueron expulsados de la tierra. Los seguidores de Dios debían ser diferentes a las naciones paganas; cada israelita debía ser íntegro delante de Dios. Ser íntegro significa ordenar la vida según las palabras de Dios.

El propósito del Señor para Israel no incluía las prácticas inmundas de los cananeos; por eso, su conducta moral debía ser irreprochable. Satanás está detrás de lo oculto, y Dios prohibió a Israel involucrarse con esas prácticas. Aún hoy en día, los horóscopos, los adivinos, la brujería y los cultos extraños siguen fascinando a la gente. Por lo general, su interés proviene del deseo de conocer y controlar el futuro. Sin embargo, Satanás no es menos peligroso hoy que en los tiempos de Moisés.

En la Biblia, Dios no nos revela todo lo que quisiéramos saber sobre el futuro; la información que Satanás ofrece es completamente falsa. Con la guía confiable del Espíritu Santo y mediante las Escrituras, no necesitamos recurrir a fuentes ocultas para saber o conocer algo equivocado sobre nuestro futuro.

Desafortunadamente, no es un secreto que hoy en día existen personas de diferentes condiciones sociales que, por curiosidad o en busca de ayuda, consultan la hechicería, la brujería, la santería u otras prácticas supersticiosas. Estas personas creen que, en momentos de incertidumbre o ansiedad, estas prácticas las librarán de peligros o las ayudarán a alcanzar sus metas. Tal vez hayan recibido algún favor, pero la Palabra de Dios advierte que el diablo solo puede realizar señales y prodigios mentirosos. Él no puede hacer nada verdadero ni bueno, porque vino para hurtar, matar y destruir. Solo Jesucristo puede realizar milagros indiscutibles, ya que Él ha venido para dar vida, y vida en abundancia.

No existe ni puede haber ninguna armonía entre Cristo y Satanás; no hay participación alguna entre la luz y las tinieblas. Por eso, si eres un auténtico hijo de Dios, debes mantenerte apartado de cualquier práctica supersticiosa como los amuletos, la hechicería, la brujería, el tarot, los horóscopos y la adivinación. Estas prácticas atribuyen su eficacia a lo material o a la persona que las ejerce, creyendo que tienen poder sobre ellas para protegerlas, pero este poder no proviene de Dios. La superstición es la negación de la potestad suprema de Dios.

Dios nos ha sacado de las tinieblas y nos ha introducido en su reino admirable para que vivamos en su luz. Ahora somos ciudadanos del cielo, por lo tanto, debemos ser luz en medio de este mundo; diferentes a los demás pueblos, porque Él ha escogido para sí un pueblo celoso de buenas obras. Somos embajadores del Reino de los Cielos y, consecuentemente, debemos representar muy bien el lugar del que venimos. No ofendas a tu Creador con tu desconfianza, creyendo en algo o en alguien más que en Él. No pongas tu confianza en cosas que no provienen de Dios.

Oremos:

Padre Santo líbrame de poner mi confianza en alguien que no seas tú, perdóname Dios si en algún momento lo he hecho, si alguna vez he participado en cosas que son abominación delante de ti, lávame con tu sangre, purifícame, quiero caminar en rectitud y santidad siendo perfecto delante de tus ojos. Amén y amén.