Y...¡Adoremos!Muestra

Vemos unos capítulos más adelante, en Éxodo 5, que Moisés va y se presenta ante el rey y le dice: "Mira, Dios me envió para sacar al pueblo". Entonces, lo que sucede es que el rey impone una carga aún más pesada sobre el pueblo. Moisés se volvió al Señor y le dijo: "Señor, ¿por qué tratas tan mal a este pueblo? ¿Para esto me enviaste? Desde que vine a Egipto y le di al rey tu mensaje, él no ha dejado de maltratar a tu pueblo, y sin embargo, tú todavía no nos has librado" (v. 22-23).

En el capítulo 6, vemos la respuesta de Dios a Moisés frente a su queja: "Voy a castigar al rey de Egipto de tal modo que él mismo les pedirá que abandonen su país después" (v. 1). El pensamiento de Moisés era: "Ayúdame a poder entender que lo que tú has prometido sobre mi vida y sobre tu pueblo se hará realidad, Señor".

Luego, el Señor continúa diciéndole a Moisés: "Así que ve y di a los israelitas: 'Yo soy el Señor, y voy a quitarles de encima la opresión de los egipcios. Los libraré de su esclavitud; los liberaré con gran despliegue de poder y con grandes actos de justicia. Haré de ustedes mi pueblo y yo seré su Dios. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios, que los libró de la opresión de los egipcios. Los llevaré a la tierra que juré solemnemente, con la mano en alto, dar a Abraham, Isaac y Jacob. Yo, el Señor, les daré a ustedes posesión de ella'" (v. 6-8).

¿Cuánto tiempo duró el proceso de las plagas? ¿Cuánto tiempo se demoró Moisés entre llegar a Egipto y sacar al pueblo? Bíblicamente no está claro, pero hay estudios que dicen que fueron casi 9 meses. Me impresionaba porque 9 meses es un proceso de gestación, y tiene un significado. Fueron 9 meses para gestar la salida del pueblo. Pero imaginen el nivel de relación de Moisés con Dios. Fueron 9 meses de ver a Dios obrar y de no entender muchas cosas. Esto me llevó a pensar que lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios. En medio de nuestros procesos con Él, habrá muchas cosas que no estamos llamados a juzgar ni a cuestionar, porque habrá muchas cosas que no entenderemos. El llamado y el propósito que Dios tiene para cada uno de nosotros no se puede juzgar en el intermedio.

Y es en esos momentos cuando, precisamente, no debemos olvidar que Dios nos prometió que Él está comprometido con nosotros y con nuestro proceso, a pesar de las dudas. Debo confesarles que a veces me desanimo. Hay momentos en los que digo: "Señor, perdón, pero hasta aquí llegué. ¡Ya no puedo más! ¡Me rindo!". Pero me consuela saber que la señal de que Dios es quien me envía está ligada a la victoria. Él es el vencedor, Él es el victorioso, y en Él somos más que vencedores. Tú y yo somos más que vencedores a través de Aquel que nos amó, y lo vamos a lograr. Aunque hoy sientas que no lo lograrás, lo harás, porque Él es quien hizo la promesa. Fiel es el que prometió comenzar la buena obra y terminarla. Él entregó su vida para asegurar que tú y yo lo lograremos. Dios no nos va a dejar a mitad del camino (Fil.1:6)

Salmo 138:8 dice: "El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida, pues tu fiel amor permanece para siempre. No me abandones, porque tú me creaste".

Aunque en algunos momentos sintamos que no podemos más, Dios viene y nos dice: "Lo vamos a lograr. Estoy comprometido, lo vamos a lograr. Yo estoy contigo, lo vamos a lograr. Aunque sientas que no puedes más, lo vamos a lograr".

Nuestro Dios fiel nos dice: "¿Sabes qué? Yo soy fiel. Mi fidelidad se prueba en que lo voy a completar. Aunque no lo creas, aunque a veces lo dudes, aunque no lo entiendas, yo lo voy a completar". Su esencia de fidelidad demuestra que Él completa la obra que promete llevar a cabo. Él no te dejará a mitad del camino; no te dejará "colgado de la brocha", como dicen por ahí. Esto me parece hermoso, y quizás hoy necesitemos recordarlo: "Al final de los tiempos lo comprenderán con claridad" (Jeremías 23:20).