La Verdadera ProductividadMuestra

SÉ LO QUE TENGO QUE HACER Y SÉ LO QUE NO TENGO QUE HACER

Esta frase la escuché por primera vez hace unos años, y transformó por completo mi manera de pensar. Descubrí que el “hacer productivo” se trata de algo específico y no de una gran cantidad de cosas. Siempre pensé que la productividad se medía en números, cuando para Dios la productividad se mide en fidelidad.

Si caminamos por la vida, pensando que nuestro valor aumenta a medida en que hacemos más cosas para Dios, realmente nos estaremos perdiendo de una verdad trascendental. La productividad es sinónimo de fidelidad en el cielo. Fidelidad es hacer de manera excelente solo lo que Dios me diga que haga, ni más ni menos.

Jesús nos modela esto de la siguiente forma: “Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace, porque cualquier cosa que hace el Padre, la hace también el Hijo" (Juan 5:19).

El hacer “de más” nos roba la energía de lo que realmente debemos hacer. Y cuando damos de nuestras fuerzas a lo que no tenemos que hacer, en realidad nos volvemos personas improductivas.

Al buscar producir en nuestra propia voluntad, los resultados serán menores a los que Dios tiene en mente y nos perderemos el privilegio de participar con y en su presencia. Cuando intentamos llevar a cabo cosas que Dios no nos ha llamado a hacer y nos perdemos de hacer lo que Él nos ha hablado, quizás estemos tan ocupados que hemos dejado de considerar a aquel por quien decimos que lo hacemos todo, entonces estamos dependiendo de nuestro propio criterio para “hacer su voluntad”.

Si Dios hoy te pidiera que te tomes el día para descansar, y en cambio te pusieras a trabajar, aún cuando tu trabajo fuera muy bueno, estarías siendo absolutamente improductivo. Si Dios te lo dijo, entonces el descanso será lo más productivo que podrías hacer ese día. Y de la misma manera, descansar cuando debes trabajar, también te vuelve improductivo.

Oración:

Dios, gracias por ser el que cuida de mi corazón, por ser aquel que me llama cada vez más cerca de ti, y que esta misma es la mejor manera de crecer en fidelidad. Tu deseas acompañarme y liderar cada paso que doy, hoy oro por una mayor conciencia de tu presencia en mi día a día y te pido que me lleves a serte fiel arriba de todas las cosas, forma en mi ese corazón al que le puedes confiar en ser buen mayordomo de lo que me das y lo que es importante para ti.