Haz una ReverenciaMuestra

¿Alguna vez has conocido a alguien con una habilidad extraordinaria para hacer algo? Quizás una habilidad creativa, un talento atlético o algo tan simple como saber exactamente qué decir en el momento adecuado. ¿Por qué, cuando vemos a alguien que sobresale en algo, es tan fácil compararnos con esa persona? Nos preguntamos por qué Dios le dio ese don tan único. Nos preguntamos por qué nosotros no tenemos algo igual que ofrecer. Al final, incluso nos preguntamos si siquiera tenemos algo que dar. En momentos como esos, es importante que busquemos nuestra confianza en quienes Dios nos creó para ser, y no en compararnos con los demás. Las Escrituras nos recuerdan que todos fuimos creados con dones específicos y propósitos únicos. Lo que nos hace únicos no es lo mismo que hace única a otra persona. ¡Esa es la belleza de la creación diversa de Dios! En lugar de permitir que nuestra confianza se pierda por los dones de los demás, celebremos que Dios nos creó a cada uno con un propósito único.

Hoy, enfócate en ese don único que tienes (si te cuesta pensar en uno, pídele ayuda a un amigo, a uno de tus padres o a tu líder de grupo). Después, piensa en las demás personas en tu vida: hermanos, amigos, compañeros y otras personas, y pregúntate: «¿Qué dones ves en ellos que puedas celebrar?».