Cómo superar la tentaciónMuestra

Que la tentación sea una invitación a la libertad

Antes del descubrimiento de los microorganismos microscópicos que propagan enfermedades y que conocemos como gérmenes, los médicos luchaban contra los efectos de las infecciones bacterianas (en muchos casos, sin éxito). No sabían contra qué luchaban, ¡ni lo prevenible que era esa lucha! Solo cuando alguien miró de cerca bajo el microscopio descubrieron a los culpables invisibles de tantas infecciones y enfermedades. Tras este descubrimiento, la comunidad médica en general aprendió a tratar y prevenir muchas enfermedades generalizadas. A veces, todo lo que necesitamos para encontrar la mejor solución es mirar más de cerca un problema.

¿Cómo se aplica esto a la conversación que hemos mantenido sobre la tentación en los últimos días? Bueno, de lo que muchos de nosotros quizá no nos demos cuenta es de que a menudo hay algo que acecha, invisible, tras las tentaciones a las que nos enfrentamos. Una mirada más atenta puede ayudarnos a encontrar el camino para salir del pecado y alcanzar la victoria y la libertad.

Quizá nunca lo hayas pensado así, pero la tentación puede ser una invitación a la libertad. Cuando experimentamos una tentación, tenemos dos opciones. Una opción es ceder y pecar, como cuando cedemos a la tentación de la lujuria porque nos sentimos solos. La segunda opción es apartarnos de la tentación y tomar la invitación de Dios a la libertad, ¡que es mucho más satisfactoria! Elegir esta segunda opción, la opción de la libertad, requiere que analicemos lo que hay detrás de nuestra tentación (lo que realmente anhelamos y necesitamos) y que confiemos en Dios para que nos satisfaga, en lugar de ceder al pecado.

Ayer dijimos que el Enemigo utiliza nuestras necesidades legítimas para tentarnos hacia formas ilegítimas de afrontar los retos de la vida. Nos molestan las palabras o acciones de alguien contra nosotros, y entonces utiliza nuestros legítimos sentimientos de dolor para tentarnos a la murmuración. Sentimos el peso del trabajo, los estudios o el estrés económico, y Satán nos tienta a caer en comportamientos destructivos para apaciguar sentimientos legítimos de impotencia y necesidad. En cada una de esas situaciones, existe la oportunidad de examinar más de cerca lo que sentimos o necesitamos, para poder llevar esos sentimientos y necesidades a Dios. Los anhelos y necesidades legítimos suelen estar por debajo de los pecados superficiales que nos tientan. Así que no tengas miedo de detenerte y mirar un poco más de cerca la próxima vez que te enfrentes a una tentación. Ahí puede haber una invitación a confiar en Dios de una manera nueva, y a encontrar la verdadera satisfacción de tus anhelos.

Decir no al pecado y sí a Dios a lo largo del tiempo conduce a una mayor libertad y puede hacer que disminuya la tentación de pecar en nuestras vidas. La neurociencia nos dice que los pensamientos y comportamientos repetidos en realidad cambian nuestro cerebro, haciendo que sea más fácil ceder a esos pensamientos y comportamientos repetidos. En otras palabras, cuando cedemos a la tentación una y otra vez, nos resultará más difícil detener ese comportamiento repetido. Pero cuando resistimos la tentación y nos volvemos a Dios y a Sus caminos, nos resultará más fácil hacerlo cada vez más.

Pensamiento del día: Cuando me enfrente a la tentación de satisfacer anhelos legítimos de forma pecaminosa, llevaré esas necesidades a Dios y le pediré que me ayude a encontrar la satisfacción en Él y en Sus caminos.

Para obtener más ayuda y recursos sobre cómo superar las luchas emocionales y de salud mental, consulta: resolutionmovement.org.