¡Ver para creer!

"Ver para creer", se podría decir, ¿verdad? No nos guiamos por las cosas que no vemos, ¿verdad? Una actitud que encuentras con demasiada frecuencia, y si te soy sincero, también la veo en mi propia vida. ¡Primero queremos ver antes de creer!

En Hebreos 11 se lee algo muy distinto. La fe no es ver primero y luego creer, sino creer primero.

Se trata de la verdad.

Lo cual, por cierto, plantea una pregunta tan antigua como el mundo. ¿Cómo sabes si algo es verdad? Bueno, si tienes que confiar en ti mismo para ello, es un poco "pequeño". Tú no tienes la verdad, ¿verdad? Pero entonces, ¿quién la tiene? ¿Tienes que buscarla y en qué "plano"? ¿El terrenal?

Creo que sí, porque en esta tierra, en este "plano llano", podemos ver las huellas de Dios por todas partes. Su grandeza, Su poder eterno y Su divinidad. Puedes verlas. Mira, puedes racionalizar una puesta de sol, por supuesto, pero ¿no es simplemente magistral? O puedes declarar que un recién nacido es puramente un ser biológico, pero ¿qué sientes cuando tomas a un ser tan pequeño entre tus manos? Aunque no veas a Dios directamente de forma física, observas Sus huellas a tu alrededor. Sólo tienes que buscarlas. Sólo tienes que mirarlas.

Y sí, recuerda que las huellas de Dios a tu alrededor son una invitación a estar en relación directa con Él. Él quiere estar contigo, hablarte. Su nombre es "la verdad", y quiere dártela a conocer. Esa relación con Dios podría llamarse vertical. Búscale. Pregúntale. Invítale a entrar.

Volvamos por un momento al "ver para creer" y a la cuestión de la verdad. La verdad está en Dios.

Veo un par de opciones:

• Ves y luego crees. Claro que sí. Aférrate al "objeto" de tu fe: Dios mismo, Él es la tierra firme bajo tu "ver".
• Crees y luego ves. Pones tu confianza en Dios y luego notas que Él está ahí. Esto es parecido al versículo de Hebreos, con excepción de que tú también tienes ya el privilegio de verlo. ¡Aférrate a tu fe!
• También puede ser que no veas y, sin embargo, creas. En realidad, de eso trata Hebreos. Aférrate al que no depende de tu "ver" que algo sea verdad. Y únete a los que te han precedido. Continúa leyendo el capítulo de Hebreos.

¿Qué se te permite ver? Vuelve a leer los primeros versículos de Hebreos 12. A Jesús. Puedes tenerle ante tus ojos en todo momento.

¡Pero vemos a Jesús!

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• ¿Eres de los de "primero ver, luego creer"? ¿Qué notas al respecto?
• ¿Cuál es la invitación que Jesús te hace hoy?
• ¿Qué ves hoy de Jesús/Dios? ¿Qué harás con ello?

Ora: "Señor, Tú estás en todas partes. Ayúdame a verte. Tus huellas, Tus obras. Y ayúdame, cuando las vea, a darte gracias y a adorarte. Señor, ayúdame también a seguir adelante cuando no Te vea durante un tiempo. Ayúdame a creer firmemente, sabiendo que el objeto de mi fe no cambia y siempre es fuerte, tanto si lo veo como si no. Ayúdame a vivir así hoy, Señor. Amén."