Correr sin perder de vista la metaMuestra
Dirigirse a la meta
Al correr la maratón, alrededor de los 30 KM se experimenta una gran pérdida de energía. Entonces nuestra mente nos comienza a decir: “detente”, “hay que retirarse”, “hoy no se puede”. Esto se conoce en el argot deportivo como “el muro” y el corredor debe hacer un gran esfuerzo mental y físico para superar el deseo de abandonar la carrera. Adicionalmente, hay lesiones, dolores, problemas digestivos, etc. que también provocan el abandono de los corredores.
Pablo utiliza la dificultad de la carrera y el peligro del abandono para animar a los Filipenses. Los anima a continuar hacia la meta de la carrera de la vida cristiana que siempre tendrá muchos obstáculos. Había falsas doctrinas, divisiones internas y diversos problemas que estaban amenazando a los creyentes de Filipos.
Así como los corredores y como los filipenses, en la vida cristiana enfrentamos muchos “muros” u obstáculos que nos quieren hacer abandonar la fe. Lamentablemente algunos se alejan y no continúan. Debemos entonces recordar que Cristo nos sostiene y que debemos poner nuestro enfoque en la meta. Hay que dejar atrás todo lo que nos estorbe y poner la mirada hacia adelante. En medio de una carrera hay momentos dónde el corredor se desorienta y podría tomar un camino equivocado. Por eso ponen personas con banderas que señalan el camino correcto hacia la meta. Y cuándo uno ve la meta desde lejos ya es más fácil hacer el último esfuerzo porque está claro hacia dónde hay que dirigirse.
Oración
Señor, te pedimos que nunca creamos que ya llegamos a un nivel espiritual de conformismo. Anímanos a continuar hacia la meta, hacia el cumplimiento de tu propósito en nuestras vidas. Que podamos despojarnos de lo que nos estorbe y no nos salgamos por caminos equivocados.
Escrituras
Acerca de este Plan
Como deportista (corredor) siempre me ha llamado la atención como el Apóstol Pablo utilizó metáforas del deporte para enseñar verdades espirituales en las cartas que envió a las iglesias. Pablo llamó la atención de sus lectores para que no descuidaran su vida cristiana haciendo énfasis en la preparación y esfuerzo requeridos de manera semejante a cómo los corredores de la antigüedad se preparaban para competir. Cuando quise correr una maratón tuve que prepararme intensamente. En este sentido, me identifico plenamente con los ejemplos que Pablo utilizó para resaltar el esfuerzo requerido en una vida de fe cristiana.
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Nos gustaría agradecer a Vida Abundante Coronado por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.vida.cr