Afrontar la pérdida

En esta parte de The Chosen, ves a los discípulos sentados alrededor del fuego. Comparten las historias de su vida. Como amigos, compartan los momentos divertidos, y pronto también notas que las cosas se vuelven vulnerables. Diferentes personas del grupo comparten cómo perdieron a alguien. Un padre, una madre. Eso duele.

Si me permites una pregunta directa ¿Qué has perdido? ¿También tienes "algo así" en tu vida en lo que estás pensando ahora mismo? Quizá sea una persona, pero por supuesto también podría ser la salud, o alguna relación. Un sueño que se desmorona. ¿Cómo te enfrentas a la pérdida?

Una frase que me quedó grabada fue: "Tengo que volver a preguntarle a Jesús sobre eso", cuando Tomás cuenta cómo perdió a alguien.

Acudir a Jesús, preguntarle por nuestra pérdida, compartirla con Él... es una lección que, al menos, podemos llevarnos con nosotros.

En Juan 11, vemos a Jesús visitando la tumba de un amigo muerto. Se trata de Su amigo Lázaro. Cuando Jesús ve dónde yace Lázaro, empieza a llorar.

Eso me gusta. No ves aquí al Jesús que sabe desde hace tiempo que Lázaro resucitará. Ni a un Jesús que realizará un gran milagro. En cambio, ves a un Jesús profundamente conmovido. Un Hombre que está al lado de la gente, afligido. Involucrado. No pasa por encima del sufrimiento. Llora.

De este modo, Jesús también quiere implicarse en tu dolor. Quiere que acudas a Él con tu dolor y tus preguntas. Ponlo en Sus manos. Él sabe cómo afrontarlo, y puede que al principio llore contigo.

En el libro de Hebreos encontrarás una maravillosa descripción de Jesús como sumo sacerdote. Un sumo sacerdote hacía sacrificios en nombre del pueblo para que las cosas pudieran arreglarse entre Dios y el pueblo. En Jesús vemos al Sumo Sacerdote perfecto, que mediante Su obra en la cruz nos da a ti y a mí la oportunidad de volver a tener una relación con Dios. Como escribí: "Jesús no pasa por encima del sufrimiento", en cambio, Él mismo sufrió para poder ofrecernos la libertad.

Y en Hebreos leemos que tenemos un "sumo sacerdote" que puede sufrir con todo nuestro dolor, angustia, preocupación y pena. Él mismo ha pasado por ello y quiere estar contigo cuando pases por momentos difíciles.

"Tendré que volver a preguntárselo a Jesús".

¿Lo has hecho?

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• ¿Qué has "perdido"? ¿Qué te viene inmediatamente a la mente?
• ¿Adónde vas con esa pérdida?

Ora: "Señor, gracias porque Tú te acercas, incluso en la pena o el sufrimiento. Gracias porque Tú estás familiarizado con ello y también conoces mi situación. Gracias porque a través del sufrimiento, de Tu obra en la cruz, quieres liberarme y llevarme a una relación contigo mismo. Señor, ayúdame —con todo lo que sucede en mi vida —a buscarte. Amén."