40 Principios escriturales para un ministerio saludableMuestra
La desobediencia te acorta la vida.
La familia de José era muy pequeña cuando llegó a Egipto, pero con el tiempo se convirtió en una gran nación (Deuteronomio 10:22) y para impedir su crecimiento el Faraón mandó ejecutar a todos los niños hebreos recién nacidos, Éxodo 1:22. Sin embargo “cuanto más los oprimían, más se multiplicaban”, Éxodo 1:12. Ahora bien, el crecimiento exponencial del pueblo se detuvo cuando se trasladaron al desierto. Al salir de Egipto “todos los hombres de Israel... aptos para la guerra... sumaban 603.550”, Números 1:46 (NTV). Cuarenta años después “las tropas registradas... sumaron 601.730”, Números 26:51 (NTV). ¿Cómo se explica el decrecimiento? ¿Por qué razón cuando eran esclavos y vivían en condiciones infrahumanas crecían; en cambio, cuando recuperaron la libertad y vivieron al amparo de Dios disminuyeron? Existe una sola explicación: la disciplina del Señor. El pueblo era diezmado debido a los frecuentes castigos divinos. ¿Y por qué los castigaba el Señor? Por desobedientes.
Cuando se quejaron “el Señor envió serpientes venenosas... y muchos fueron mordidos y murieron”, Números 21:6 (NTV). Cuando murmuraron Dios “envió... fuego... y destruyó a algunos en las afueras del campamento”, Números 11:1 (NTV). ¿Y qué decir de los 250 líderes que apoyaron la rebelión de Coré? “Un fuego ardiente salió del SEÑOR y... consumió a los perversos”, Números 16:35 y Salmo 106:18 (NTV). Nadab y Abiú pecaron y “como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del SEÑOR y los consumió por completo...”, Levítico 10:2 (NTV). Los diez espías que “habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová”, Número 14:37. Los rebeldes Coré, Datán y Abiram fueron tragados por la tierra (Números 16) y los 14.700 seguidores fueron castigados con la muerte, Números 16:49. En el incidente del becerro de oro perecieron 3.000 personas, Éxodo 32:28. Cuando el pueblo de Israel se entregó a la inmoralidad se desató una plaga y murieron 24.000 personas, Números 25:9. Cuando se quejaron por falta de carne: “Dios se enojó... y mató a muchos...”, Salmo 78:31 (PDT).
En todos estos casos la muerte prematura fue el resultado del castigo divino. ¿Y qué decir de los 603.550 guerreros que se negaron a entrar en la tierra prometida? “El SEÑOR los hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad”, Deuteronomio 2:15 (NTV). Todas estas personas murieron antes de tiempo y sin haber cumplido con el propósito de Dios porque fueron desobedientes. El Señor había sido muy claro: “... Yo soy quien les da salud... Si... obedecen al Señor... no les enviaré ninguna... plaga...”, Éxodo 15:26 (TLA y PDT). “Les daré la salud, les traeré medicina y haré que gocen de paz y seguridad”, Jeremías 33:6 (PDT). Pero “si te niegas a obedecer... el SEÑOR te abrumará con plagas indescriptibles... te afligirá... con... enfermedades...”, Deuteronomio 28:58-60 (NTV).
El pecado posee el poder de acortar la vida. Dios tenía pensado para Moisés un ministerio más largo y una vida más extensa. Pero el pecado lo arruinó todo. Moisés no murió de viejo o por un problema de salud, ¡murió por desobediente! Una enfermedad puede ser el resultado de vivir en este mundo caído, pero también la consecuencia de un problema espiritual. Si el origen de una enfermedad es espiritual, ningún médico podrá ayudarnos. Si Herodes no hubiera pecado, Dios no le hubiera enviado una enfermedad de muerte. El origen de su padecimiento era espiritual: “Herodes no dio honra a Dios. Por eso un ángel del Señor hizo que se enfermara y murió devorado por los gusanos”, Hechos 12:23 (PDT). El rey Ocozías pereció por haber pecado contra Dios: “Esto dice el SEÑOR: nunca te levantarás de la cama donde estás; ten por seguro que morirás...”, 2º Reyes 1:4 (NTV). El rey Joram es otro ejemplo. La Biblia dice que era tan malo que mató a sus hermanos para asegurarse el trono; además indujo a la gente a apartarse de Dios, 2º Crónicas 21:11. Entonces “... Dios castigó a Joram con una enfermedad... que no tenía curación. Su sufrimiento duró dos largos años... Murió en medio de terribles dolores...”, 2ª Crónicas 21:18-19 (TLA). Entiéndase bien, no todas las enfermedades son el resultado de un pecado, pero sí es cierto que muchas personas no sanarán de sus dolencias y no vivirán en paz hasta el día en que ordenen sus vidas delante de Dios. A nadie le gusta sufrir, pero peor es sufrir por algo que podemos evitar. ¡Si obedecemos a Dios evitaremos muchos sufrimientos y además seremos prosperados y bendecidos!
Escrituras
Acerca de este Plan
40 días que te enseñarán principios escriturales para tener una vida, familia y ministerio bendecido, saludable, lleno de presencia y guiado por el Señor.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar