40 Principios escriturales para un ministerio saludableMuestra
Los silencios de Dios suelen ser una bendición.
Existen tres clases de silencios: A) El silencio como consecuencia de la desobediencia. “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió...”, 1º Samuel 28:6. B) El silencio como espera a nuestra obediencia. Cuando Dios nos encomienda algo permanece en silencio hasta tanto hayamos hecho lo que nos mandó. Dios le pidió a Abraham que abandonara su tierra y Dios no volvió a revelársele hasta que él estuvo donde Dios quería que estuviese. Si Dios se ha vuelto mudo y no contesta las oraciones sería bueno preguntarse: ¿he sido obediente en aquello que Dios me pidió? C) El silencio como prueba de nuestra fe. Cuando la mujer sirofencia le pidió a Jesús por la su hija endemoniada “Jesús no le respondió palabra”, Mateo 15:23. Volvió a insistir y Jesús le dijo: “No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros”, Mateo 15:26 (NTV). ¿Se dio por vencida? No. Ella dijo: “... Hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos. —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó”, Mateo 15:27-28 (NTV). No confundas silencio con reprobación. El silencio suele ser una invitación a insistir en nuestras peticiones. La fe es testaruda. La fe insiste, es osada e intrépida. ¿Cuánto estás dispuesto a ‘pagar’ por tu milagro? Nadie que acude a Jesús con fe se vuelve con las manos vacías.
Acerca de este Plan
40 días que te enseñarán principios escriturales para tener una vida, familia y ministerio bendecido, saludable, lleno de presencia y guiado por el Señor.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar