La Obediencia Te Hace InvencibleMuestra

Dia 2. La Presencia Poderosa de Dios.

En este segundo día, estudiaremos la historia de uno de estos héroes de la fe: Gedeón. En el libro de Jueces 7:3-7 se nos cuenta esta historia de cómo Dios tiene una conversación con Gedeón que estaba a punto de tener una batalla contra los madianitas. El ejército de Gedeón le ganaba en buen número a los madianitas, es decir, tenía una victoria más que asegurada y además Dios estaba con ellos.

Sin embargo, Dios le dijo a Gedeón que hiciera algo muy curioso y fue que redujera el ejercito que tenía. Le dijo que envíe a todos los que tuvieran miedo a sus casas. En ese momento, veintidós mil soldados regresaron a sus casas, y diez mil se quedaron con Gedeón. Pero Dios seguía pensando que eran demasiados soldados, entonces le dio una nueva instrucción a a Gedeón. Llevarlos a tomar agua, para que Él los pusiera a prueba. Gedeón los llevó a tomar agua, y Dios le dijo: "Pon a un lado a los que se inclinen para beber, y aparta a todos los que saquen agua con las manos y la beban como los perros». Trescientos soldados recogieron agua con las manos y, llevándosela a la boca, la bebieron como hacen los perros. Todos los demás se inclinaron para beber y fueron enviados a sus casas como los primeros veintidós mil."

Detengámonos por un momento a pensar y ver lo que estaba sucediendo. Dios hizo que Gedeón pase de tener un gran ejército, ¿a quedarse con trescientos que bebieron como perros? Pues sí. Dios dijo entonces: "Con estos trescientos soldados voy a salvarlos y les daré la victoria sobre los madianitas".

Si lo pensamos como estrategas militares o solo viendo los números del ejercito podríamos pensar que esto no era una buena idea. Es algo demasiado loco, ¿cómo es posible que teniendo un gran ejército Dios decida que Gedeón vaya a la batalla solo con trescientos soldados? Al inicio de este capítulo Dios, no responde esta inquietud. Dios quiere hacerles entender que la batalla que van a ganar es porque Él les dará la victoria. La presencia y el poder de Dios estará ahí con ellos, no es por los recursos, no es por sus propias fuerzas, es por Dios.

Muchas veces nos podemos frustrar por lo que nos falta, nos afanamos por no tener los recursos necesarios, nos preocupamos demasiado, nos puede dar hasta ansiedad. Pero al actuar de esa forma, sólo nos limitamos a nosotros mismos y le cerramos la puerta a la opción de que Dios con su poderosa mano nos de esa victoria que anhelamos.

Gedeón pudo haber dicho desde un inicio que no era buena idea reducir el gran ejército. Pero confió en la presencia poderosa de Dios. David no se limitó ni dudó cuando se enfrentó a su gigante Goliat, no lo limitó ni la altura, ni el no tener armadura, ni el no tener espada. Sólo confío en que la Presencia de Dios iba con él y le daría la victoria.

Reflexión.

Quisiera que te hagas esta pregunta ¿Qué le falta a tu ejército? Quisiera que podamos entender que lo único que necesitamos es esa omnipotencia de Dios en nuestras vidas. Dejar de ver el faltante, la falta de recursos. No mirar nuestras capacidades, nuestras fuerzas. Derriba hoy a tu gigante con la presencia poderosa de Dios. Recuerda que el Espíritu Santo está sobre ti y no te ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Oración.

Padre hoy me aferro a tu presencia poderosa. La ansiedad que tengo por no poder lograr mis metas, ya sea por falta de recursos o cualquier otra razón, la rechazó hoy. Me apodero de la victoria que tú tienes para mí. Seré obediente a creer que sólo tu presencia bastará para derribar todo gigante que se levante contra mí. Amén.