El Carácter De Un Hijo De DiosMuestra

Pablo dejó a Tito en Creta para que se encargara de corregir lo deficiente y estableciera líderes, para esto le dio una lista de características que debían y no debían tener.

Antes que nada veamos las dos palabras que Pablo usa para referirse a los líderes: ancianos (gr. Presbuterous, fuente del término español presbítero) y obispo (gr. Episkopon, sobreveedor, guardián, de donde surge la palabra española episcopal). Estas palabras se usan indistintamente en las Escrituras para referirse a los pastores y líderes.

Aclarado esto, notamos en los versículos del 6 al 8 del capítulo 1, que el rasgo predominante del carácter exigido a los líderes era ser maestros de la sana doctrina, debían ser ejemplo (vivo) de buenas obras, en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable.

Enumeremos las características que debía tener un obispo:

• Ser irreprensible
• Marido de una sola mujer
• Hijo creyente
• Hospitalario
• Amante de lo bueno
• Sobrio
• Justo
• Santo
• Dueño de sí mismo
• Retenedor de la Palabra
• Saber enseñar la Palabra

Enumeremos las características que no debía tener un obispo:

• Soberbio
• Iracundo
• Dado al vino
• Pendenciero
• Codicioso de ganancia deshonesta

De igual forma Pablo le habló de los puros e impuros y le dijo; para los puros todo le es puro, pero los impuros profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.

Hoy tenemos varias listas que contienen características, las cuales se le exigían a los ancianos que Tito debía elegir. Quizás me dirás Karen, pero yo no soy pastor, ni siquiera soy líder, este plan no es para mí, la realidad es que como hijos de Dios debemos poseer cada una de esas características y desechar aquellas que Pablo indicó que no debían tener los líderes de aquel tiempo.

Mi invitación hoy es que definas cada una de estas palabras en una libreta o en tu teléfono y subrayes aquellas que ya tienes, presta atención a la que no tienes y procura cultivarlas. En cuanto a las que no debes tener, si encuentras una de ellas en ti, trabaja para dejar de hacerla. Lo más importante es que ores, pues el Espíritu santo es quien nos ayuda en nuestra debilidad.