Construir Una Familia Victoriosa

Sus Misericordias Son Nuevas Cada Mañana

LIDERAZGO - 8 CLAVES PARA TUS PRÓXIMOS AÑOS.

Lugares Desiertos

El Sustento de Dios

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Nunca pierdas la esperanza

Adoración exclusiva

La Trampa de la Envidia

Edificaré mi iglesia

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkJDG">
 <div class="chapter ch13" data-usfm="JDG.13">
 <div class="label">13</div><div class="s">Nacimiento de Sans&#243;n</div><div class="p"> 1Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehov&#225;; y Jehov&#225; los entreg&#243; en mano de los filisteos por cuarenta a&#241;os. 2Y hab&#237;a un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era est&#233;ril, y nunca hab&#237;a tenido hijos. 3A esta mujer apareci&#243; el &#225;ngel de Jehov&#225;, y le dijo: He aqu&#237; que t&#250; eres est&#233;ril, y nunca has tenido hijos; pero concebir&#225;s y dar&#225;s a luz un hijo. 4Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. 5Pues he aqu&#237; que concebir&#225;s y dar&#225;s a luz un hijo; y navaja no pasar&#225; sobre su cabeza, porque el ni&#241;o ser&#225; nazareo#Nm. 6.1-5. a Dios desde su nacimiento, y &#233;l comenzar&#225; a salvar a Israel de mano de los filisteos. 6Y la mujer vino y se lo cont&#243; a su marido, diciendo: Un var&#243;n de Dios vino a m&#237;, cuyo aspecto era como el aspecto de un &#225;ngel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunt&#233; de d&#243;nde ni qui&#233;n era, ni tampoco &#233;l me dijo su nombre. 7Y me dijo: He aqu&#237; que t&#250; concebir&#225;s, y dar&#225;s a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este ni&#241;o ser&#225; nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el d&#237;a de su muerte.</div><div class="p"> 8Entonces or&#243; Manoa a Jehov&#225;, y dijo: Ah, Se&#241;or m&#237;o, yo te ruego que aquel var&#243;n de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos ense&#241;e lo que hayamos de hacer con el ni&#241;o que ha de nacer. 9Y Dios oy&#243; la voz de Manoa; y el &#225;ngel de Dios volvi&#243; otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella. 10Y la mujer corri&#243; prontamente a avisarle a su marido, dici&#233;ndole: Mira que se me ha aparecido aquel var&#243;n que vino a m&#237; el otro d&#237;a. 11Y se levant&#243; Manoa, y sigui&#243; a su mujer; y vino al var&#243;n y le dijo: &#191;Eres t&#250; aquel var&#243;n que habl&#243; a la mujer? Y &#233;l dijo: Yo soy. 12Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, &#191;c&#243;mo debe ser la manera de vivir del ni&#241;o, y qu&#233; debemos hacer con &#233;l? 13Y el &#225;ngel de Jehov&#225; respondi&#243; a Manoa: La mujer se guardar&#225; de todas las cosas que yo le dije. 14No tomar&#225; nada que proceda de la vid; no beber&#225; vino ni sidra, y no comer&#225; cosa inmunda; guardar&#225; todo lo que le mand&#233;.</div><div class="p"> 15Entonces Manoa dijo al &#225;ngel de Jehov&#225;: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. 16Y el &#225;ngel de Jehov&#225; respondi&#243; a Manoa: Aunque me detengas, no comer&#233; de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofr&#233;celo a Jehov&#225;. Y no sab&#237;a Manoa que aquel fuese &#225;ngel de Jehov&#225;. 17Entonces dijo Manoa al &#225;ngel de Jehov&#225;: &#191;Cu&#225;l es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos? 18Y el &#225;ngel de Jehov&#225; respondi&#243;: &#191;Por qu&#233; preguntas por mi nombre, que es admirable? 19Y Manoa tom&#243; un cabrito y una ofrenda, y los ofreci&#243; sobre una pe&#241;a a Jehov&#225;; y el &#225;ngel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer. 20Porque aconteci&#243; que cuando la llama sub&#237;a del altar hacia el cielo, el &#225;ngel de Jehov&#225; subi&#243; en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.</div><div class="p"> 21Y el &#225;ngel de Jehov&#225; no volvi&#243; a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoci&#243; Manoa que era el &#225;ngel de Jehov&#225;. 22Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto. 23Y su mujer le respondi&#243;: Si Jehov&#225; nos quisiera matar, no aceptar&#237;a de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habr&#237;a anunciado esto. 24Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sans&#243;n. Y el ni&#241;o creci&#243;, y Jehov&#225; lo bendijo. 25Y el Esp&#237;ritu de Jehov&#225; comenz&#243; a manifestarse en &#233;l en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch17" data-usfm="ACT.17">
 <div class="label">17</div><div class="s">El alboroto en Tesal&#243;nica</div><div class="p"> 1Pasando por Anf&#237;polis y Apolonia, llegaron a Tesal&#243;nica, donde hab&#237;a una sinagoga de los jud&#237;os. 2Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres d&#237;as de reposo#17.2 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. discuti&#243; con ellos, 3declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jes&#250;s, a quien yo os anuncio, dec&#237;a &#233;l, es el Cristo. 4Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran n&#250;mero, y mujeres nobles no pocas. 5Entonces los jud&#237;os que no cre&#237;an, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jas&#243;n, procuraban sacarlos al pueblo. 6Pero no hall&#225;ndolos, trajeron a Jas&#243;n y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero tambi&#233;n han venido ac&#225;; 7a los cuales Jas&#243;n ha recibido; y todos estos contravienen los decretos de C&#233;sar, diciendo que hay otro rey, Jes&#250;s. 8Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. 9Pero obtenida fianza de Jas&#243;n y de los dem&#225;s, los soltaron.</div><div class="s">Pablo y Silas en Berea</div><div class="p"> 10Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los jud&#237;os. 11Y estos eran m&#225;s nobles que los que estaban en Tesal&#243;nica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudri&#241;ando cada d&#237;a las Escrituras para ver si estas cosas eran as&#237;. 12As&#237; que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinci&#243;n, y no pocos hombres. 13Cuando los jud&#237;os de Tesal&#243;nica supieron que tambi&#233;n en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron all&#225;, y tambi&#233;n alborotaron a las multitudes. 14Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron all&#237;. 15Y los que se hab&#237;an encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a &#233;l lo m&#225;s pronto que pudiesen, salieron.</div><div class="s">Pablo en Atenas</div><div class="p"> 16Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su esp&#237;ritu se enardec&#237;a viendo la ciudad entregada a la idolatr&#237;a. 17As&#237; que discut&#237;a en la sinagoga con los jud&#237;os y piadosos, y en la plaza cada d&#237;a con los que concurr&#237;an. 18Y algunos fil&#243;sofos de los epic&#250;reos y de los estoicos disputaban con &#233;l; y unos dec&#237;an: &#191;Qu&#233; querr&#225; decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jes&#250;s, y de la resurrecci&#243;n. 19Y tom&#225;ndole, le trajeron al Are&#243;pago, diciendo: &#191;Podremos saber qu&#233; es esta nueva ense&#241;anza de que hablas? 20Pues traes a nuestros o&#237;dos cosas extra&#241;as. Queremos, pues, saber qu&#233; quiere decir esto. 21(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes all&#237;, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en o&#237;r algo nuevo.)</div><div class="p"> 22Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Are&#243;pago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23porque pasando y mirando vuestros santuarios, hall&#233; tambi&#233;n un altar en el cual estaba esta inscripci&#243;n: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros ador&#225;is, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. 24El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en &#233;l hay, siendo Se&#241;or del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues &#233;l es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.#Is. 42.5. 26Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los l&#237;mites de su habitaci&#243;n; 27para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no est&#225; lejos de cada uno de nosotros. 28Porque en &#233;l vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas tambi&#233;n han dicho: Porque linaje suyo somos. 29Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginaci&#243;n de hombres. 30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31por cuanto ha establecido un d&#237;a en el cual juzgar&#225; al mundo con justicia, por aquel var&#243;n a quien design&#243;, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.</div><div class="p"> 32Pero cuando oyeron lo de la resurrecci&#243;n de los muertos, unos se burlaban, y otros dec&#237;an: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. 33Y as&#237; Pablo sali&#243; de en medio de ellos. 34Mas algunos creyeron, junt&#225;ndose con &#233;l; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada D&#225;maris, y otros con ellos.</div>
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 <div class="book bkJER">
 <div class="chapter ch26" data-usfm="JER.26">
 <div class="label">26</div><div class="s">Jerem&#237;as es amenazado de muerte</div><div class="p"> 1En el principio del reinado de Joacim#2 R. 23.36&#8212;24.6; 2 Cr. 36.5-7. hijo de Jos&#237;as, rey de Jud&#225;, vino esta palabra de Jehov&#225;, diciendo: 2As&#237; ha dicho Jehov&#225;: Ponte en el atrio de la casa de Jehov&#225;, y habla a todas las ciudades de Jud&#225;, que vienen para adorar en la casa de Jehov&#225;, todas las palabras que yo te mand&#233; hablarles; no retengas palabra. 3Quiz&#225; oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentir&#233; yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras. 4Les dir&#225;s, pues: As&#237; ha dicho Jehov&#225;: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros, 5para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os env&#237;o desde temprano y sin cesar, a los cuales no hab&#233;is o&#237;do, 6yo pondr&#233; esta casa como Silo,#Jos. 18.1; Sal. 78.60; Jer. 7.12-14. y esta ciudad la pondr&#233; por maldici&#243;n a todas las naciones de la tierra.</div><div class="p"> 7Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jerem&#237;as hablar estas palabras en la casa de Jehov&#225;. 8Y cuando termin&#243; de hablar Jerem&#237;as todo lo que Jehov&#225; le hab&#237;a mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morir&#225;s. 9&#191;Por qu&#233; has profetizado en nombre de Jehov&#225;, diciendo: Esta casa ser&#225; como Silo, y esta ciudad ser&#225; asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se junt&#243; contra Jerem&#237;as en la casa de Jehov&#225;.</div><div class="p"> 10Y los pr&#237;ncipes de Jud&#225; oyeron estas cosas, y subieron de la casa del rey a la casa de Jehov&#225;, y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehov&#225;. 11Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los pr&#237;ncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetiz&#243; contra esta ciudad, como vosotros hab&#233;is o&#237;do con vuestros o&#237;dos. 12Y habl&#243; Jerem&#237;as a todos los pr&#237;ncipes y a todo el pueblo, diciendo: Jehov&#225; me envi&#243; a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras que hab&#233;is o&#237;do. 13Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y o&#237;d la voz de Jehov&#225; vuestro Dios, y se arrepentir&#225; Jehov&#225; del mal que ha hablado contra vosotros. 14En lo que a m&#237; toca, he aqu&#237; estoy en vuestras manos; haced de m&#237; como mejor y m&#225;s recto os parezca. 15Mas sabed de cierto que si me mat&#225;is, sangre inocente echar&#233;is sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sobre sus moradores; porque en verdad Jehov&#225; me envi&#243; a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros o&#237;dos.</div><div class="p"> 16Y dijeron los pr&#237;ncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehov&#225; nuestro Dios nos ha hablado. 17Entonces se levantaron algunos de los ancianos de la tierra y hablaron a toda la reuni&#243;n del pueblo, diciendo: 18Miqueas de Moreset profetiz&#243; en tiempo de Ezequ&#237;as rey de Jud&#225;, y habl&#243; a todo el pueblo de Jud&#225;, diciendo: As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: Sion ser&#225; arada como campo, y Jerusal&#233;n vendr&#225; a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque.#Mi. 3.12. 19&#191;Acaso lo mataron Ezequ&#237;as rey de Jud&#225; y todo Jud&#225;? &#191;No temi&#243; a Jehov&#225;, y or&#243; en presencia de Jehov&#225;, y Jehov&#225; se arrepinti&#243; del mal que hab&#237;a hablado contra ellos? &#191;Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas?</div><div class="p"> 20Hubo tambi&#233;n un hombre que profetizaba en nombre de Jehov&#225;, Ur&#237;as hijo de Sema&#237;as, de Quiriat-jearim, el cual profetiz&#243; contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jerem&#237;as; 21y oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos sus pr&#237;ncipes, y el rey procur&#243; matarle; entendiendo lo cual Ur&#237;as, tuvo temor, y huy&#243; a Egipto. 22Y el rey Joacim envi&#243; hombres a Egipto, a Elnat&#225;n hijo de Acbor y otros hombres con &#233;l, a Egipto; 23los cuales sacaron a Ur&#237;as de Egipto y lo trajeron al rey Joacim, el cual lo mat&#243; a espada, y ech&#243; su cuerpo en los sepulcros del vulgo.</div><div class="p"> 24Pero la mano de Ahicam hijo de Saf&#225;n estaba a favor de Jerem&#237;as, para que no lo entregasen en las manos del pueblo para matarlo.</div>
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 <div class="book bkMRK">
 <div class="chapter ch12" data-usfm="MRK.12">
 <div class="label">12</div><div class="s">Los labradores malvados</div><div class="r">(Mt. 21.33-46; Lc. 20.9-19)</div><div class="p"> 1Entonces comenz&#243; Jes&#250;s a decirles por par&#225;bolas: Un hombre plant&#243; una vi&#241;a,#Is. 5.1-2. la cerc&#243; de vallado, cav&#243; un lagar, edific&#243; una torre, y la arrend&#243; a unos labradores, y se fue lejos. 2Y a su tiempo envi&#243; un siervo a los labradores, para que recibiese de estos del fruto de la vi&#241;a. 3Mas ellos, tom&#225;ndole, le golpearon, y le enviaron con las manos vac&#237;as. 4Volvi&#243; a enviarles otro siervo; pero apedre&#225;ndole, le hirieron en la cabeza, y tambi&#233;n le enviaron afrentado. 5Volvi&#243; a enviar otro, y a este mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. 6Por &#250;ltimo, teniendo a&#250;n un hijo suyo, amado, lo envi&#243; tambi&#233;n a ellos, diciendo: Tendr&#225;n respeto a mi hijo. 7Mas aquellos labradores dijeron entre s&#237;: Este es el heredero; venid, mat&#233;mosle, y la heredad ser&#225; nuestra. 8Y tom&#225;ndole, le mataron, y le echaron fuera de la vi&#241;a. 9&#191;Qu&#233;, pues, har&#225; el se&#241;or de la vi&#241;a? Vendr&#225;, y destruir&#225; a los labradores, y dar&#225; su vi&#241;a a otros. 10&#191;Ni aun esta escritura hab&#233;is le&#237;do:</div><div class="q">La piedra que desecharon los edificadores</div><div class="q">Ha venido a ser cabeza del &#225;ngulo;</div><div class="q"> 11El Se&#241;or ha hecho esto,</div><div class="q">Y es cosa maravillosa a nuestros ojos#Sal. 118.22-23.?</div><div class="p"> 12Y procuraban prenderle, porque entend&#237;an que dec&#237;a contra ellos aquella par&#225;bola; pero tem&#237;an a la multitud, y dej&#225;ndole, se fueron.</div><div class="s">La cuesti&#243;n del tributo</div><div class="r">(Mt. 22.15-22; Lc. 20.20-26)</div><div class="p"> 13Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra. 14Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad ense&#241;as el camino de Dios. &#191;Es l&#237;cito dar tributo a C&#233;sar, o no? &#191;Daremos, o no daremos? 15Mas &#233;l, percibiendo la hipocres&#237;a de ellos, les dijo: &#191;Por qu&#233; me tent&#225;is? Traedme la moneda para que la vea. 16Ellos se la trajeron; y les dijo: &#191;De qui&#233;n es esta imagen y la inscripci&#243;n? Ellos le dijeron: De C&#233;sar. 17Respondiendo Jes&#250;s, les dijo: Dad a C&#233;sar lo que es de C&#233;sar, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de &#233;l.</div><div class="s">La pregunta sobre la resurrecci&#243;n</div><div class="r">(Mt. 22.23-33; Lc. 20.27-40)</div><div class="p"> 18Entonces vinieron a &#233;l los saduceos, que dicen que no hay resurrecci&#243;n,#Hch. 23.8. y le preguntaron, diciendo: 19Maestro, Mois&#233;s nos escribi&#243;#Dt. 25.5. que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 20Hubo siete hermanos; el primero tom&#243; esposa, y muri&#243; sin dejar descendencia. 21Y el segundo se cas&#243; con ella, y muri&#243;, y tampoco dej&#243; descendencia; y el tercero, de la misma manera. 22Y as&#237; los siete, y no dejaron descendencia; y despu&#233;s de todos muri&#243; tambi&#233;n la mujer. 23En la resurrecci&#243;n, pues, cuando resuciten, &#191;de cu&#225;l de ellos ser&#225; ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?</div><div class="p"> 24Entonces respondiendo Jes&#250;s, les dijo: &#191;No err&#225;is por esto, porque ignor&#225;is las Escrituras, y el poder de Dios? 25Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casar&#225;n ni se dar&#225;n en casamiento, sino ser&#225;n como los &#225;ngeles que est&#225;n en los cielos. 26Pero respecto a que los muertos resucitan, &#191;no hab&#233;is le&#237;do en el libro de Mois&#233;s c&#243;mo le habl&#243; Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?#Ex. 3.6. 27Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; as&#237; que vosotros mucho err&#225;is.</div><div class="s">El gran mandamiento</div><div class="r">(Mt. 22.34-40)</div><div class="p"> 28Acerc&#225;ndose uno de los escribas, que los hab&#237;a o&#237;do disputar, y sab&#237;a que les hab&#237;a respondido bien, le pregunt&#243;:#Lc. 10.25-28. &#191;Cu&#225;l es el primer mandamiento de todos? 29Jes&#250;s le respondi&#243;: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Se&#241;or nuestro Dios, el Se&#241;or uno es. 30Y amar&#225;s al Se&#241;or tu Dios con todo tu coraz&#243;n, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.#Dt. 6.4-5. Este es el principal mandamiento. 31Y el segundo es semejante: Amar&#225;s a tu pr&#243;jimo como a ti mismo.#Lv. 19.18. No hay otro mandamiento mayor que estos. 32Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de &#233;l;#Dt. 4.35. 33y el amarle con todo el coraz&#243;n, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al pr&#243;jimo como a uno mismo, es m&#225;s que todos los holocaustos y sacrificios.#Os. 6.6. 34Jes&#250;s entonces, viendo que hab&#237;a respondido sabiamente, le dijo: No est&#225;s lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.</div><div class="s">&#191;De qui&#233;n es hijo el Cristo?</div><div class="r">(Mt. 22.41-46; Lc. 20.41-44)</div><div class="p"> 35Ense&#241;ando Jes&#250;s en el templo, dec&#237;a: &#191;C&#243;mo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? 36Porque el mismo David dijo por el Esp&#237;ritu Santo:</div><div class="q">Dijo el Se&#241;or a mi Se&#241;or:</div><div class="q">Si&#233;ntate a mi diestra,</div><div class="q">Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.#Sal. 110.1.</div><div class="m"> 37David mismo le llama Se&#241;or; &#191;c&#243;mo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le o&#237;a de buena gana.</div><div class="s">Jes&#250;s acusa a los escribas</div><div class="r">(Mt. 23.1-36; Lc. 11.37-54; 20.45-47)</div><div class="p"> 38Y les dec&#237;a en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, 39y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; 40que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibir&#225;n mayor condenaci&#243;n.</div><div class="s">La ofrenda de la viuda</div><div class="r">(Lc. 21.1-4)</div><div class="p"> 41Estando Jes&#250;s sentado delante del arca de la ofrenda, miraba c&#243;mo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42Y vino una viuda pobre, y ech&#243; dos blancas, o sea un cuadrante. 43Entonces llamando a sus disc&#237;pulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre ech&#243; m&#225;s que todos los que han echado en el arca; 44porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza ech&#243; todo lo que ten&#237;a, todo su sustento.</div>
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Devocional Del Día | JulioMuestra

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