El Camino Del AdoradorMuestra
- Segundo Paso: Conocerse a sí mismo (Ver. 4-5)
“Al sonido de sus voces se estremecieron los umbrales de las puertas y el Templo se llenó de humo. Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos»”.
Este encuentro, esta forma en que Dios se le revela, hace que Isaías vea que él es un pecador. Y me encanta porque él sabe que su pueblo está en pecado, pero él se pone primero diciendo: soy un hombre impuro, en medio de un pueblo de labios impuros.
La presencia de Dios, de este Rey de Reyes, hace que no solo lo pueda ver, sino que avance en su camino y dé un paso más, un paso que le permite verse tal cual es. Y este, déjenme decirles, es un regalo maravilloso que cada uno de nosotros tenemos cuando conocemos a Dios. Él nos deja ver nuestro pecado, nuestra inmundicia, nuestra fragilidad, recordándonos que, aun conociéndolo a Él, seguimos pecando. Seguimos necesitando, día a día en nuestra vida, de su gracia, de su misericordia y amor, para poder seguir. Sin eso, no podemos.
Aun como creyentes, debemos recordar que seguimos aprendiendo, día a día en nuestra vida. A medida que nos acercamos más a Él, que leemos la Palabra, que no solo nos quedamos con la prédica del domingo, sino que en semana, de forma intencional, buscamos hacer un devocional, leer un libro que nos ayude a entender o profundizar en un tema específico, o hacemos un estudio o un curso dentro de la Iglesia o en espacios diferentes que aporten a nuestro crecimiento, seguimos reconociendo nuestra necesidad, no solo de conocimiento racional, sino de aplicación para nuestra vida.
“Dios nunca hará nada con nosotros hasta que primero nos haya hecho morir a nosotros mismos” (Spurgeon).
¿Qué quiere decir esto? Que nuestra creencia, nuestra fe en Dios, cada día se debe reflejar más en mirarme cómo estoy, cómo estoy en mis pensamientos y conductas (algo que solo sé yo, y solo lo ve Dios).
Debemos mirarnos hoy, sí hoy, a nosotros mismos…no a nuestro esposo, esposa, hijos o al vecino… ¡no! A nosotros mismos, y reconocer en qué seguimos pecando, en qué seguimos amando más al mundo y en qué seguimos dejando a Dios de lado.
Y lo hermoso de este texto es que nos deja ver cómo Dios es quien nos lo revela. Nosotros, por nuestra cuenta, podemos engañarnos, podemos pensar que vamos bien, o que porque venimos a la iglesia, diezmamos y ayudamos a alguien, ya estamos muy bien. Pero la verdad es que no es así. Dios sigue trabajando cada día de nuestra vida, y mientras estemos aquí en la tierra, Él seguirá transformando nuestro corazón, frágil al pecado pero duro a la transformación. Por esto, como creyentes, somos tan necesitados de leer la Palabra, de escucharla, de orar, de estar en comunidad, porque necesitamos seguir dejando que la buena obra que comenzó en nosotros, Él la realice hasta el fin de nuestros días, como lo dice en Filipenses.
Pero lo lindo de todo esto es que Isaías no se quedó ahí. Al reconocer su condición, no se queda ahí, llorando o sufriendo porque ve su condición. No. Él avanza. Y esto es lo que Dios quiere. Dios nos deja ver nuestro pecado, no para que nos quedemos en el lamento, sino para que avancemos de su mano y así podamos dar un paso más.
Escrituras
Acerca de este Plan
El ser humano tiende a buscar figuras para adorar o seguir, como se ve en las redes sociales. Esto puede ser para admirar, aprender o aplicar en su vida. Pero, la Biblia enseña que el Rey de Reyes y Señor de Señores está por encima de todos los reinos y su dominio abarca el universo. A este Rey debemos darle nuestra adoración.
More
Nos gustaría agradecer a TopCristianos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/TopCristianos.es?locale=es_LA