No Os ConforméisMuestra

Recientemente escribí un plan devocional que titulé “la transformación del alma”, el cual se encuentra disponible también en Youversion. En este explique la importancia de aprender a leer o a comprender correctamente nuestro ser, es decir, aprender a separar, lo que ha sucedido en el espíritu de la persona al nacer de nuevo y lo que debe suceder en el alma mientras estemos en esta tierra, ya que muchas personas enfrentan desilusiones al analizar sus vidas y darse cuenta de que sus experiencias difieren considerablemente de lo que les han predicado o de lo que creen que debería suceder en sus vidas.

Esta discrepancia conduce a una sensación de frustración y desorientación porque no han comprendido que todo lo que Dios ha hecho a nuestro favor, ha sido completamente depositado en nuestro espíritu. Obviamente, esto no quiere decir que se va a quedar ahí, sino que todo lo que ya tenemos, lo que somos y lo que Cristo nos ha dado, debe ser manifestado al exterior, en cada área de nuestras vidas.

Y con este nuevo plan devocional el cual he titulado “No os conforméis”, pretendo ir avanzando a aguas más profundas sobre este asunto, y para esto quisiera volver a Romanos 12:2, donde Pablo nos insta a: “No conformarnos a este siglo, sino a ser transformaos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, para que podamos comprobar cuál sea la buena voluntad de Dios".

Algunas de las definiciones que nos da la RAE para el verbo “conformar” son: «Ajustar, concordar algo con otra cosa. Dar forma a algo o a alguien. Formar o constituir algo. Convenir con otra persona, ser de su misma opinión o dictamen». La palabra original en griego es “susjematidzo” que significa: «Formar en manera parecida. Moldear».

En lo personal para poder entender mejor lo que nos dice Pablo en ese versículo, la definición que más me gusta es la que nos habla acerca de moldear porque creo que tanto tú como yo estamos familiarizados con los moldes.

No sé tú, pero yo no soy un gran cocinero, lo cual no quita que de vez en cuando me guste hacer algo. Y entre esas cosas que pueda cocinar, me gusta hacerle a mi esposa un bizcocho que se llama, al menos por aquí en España, un volteado de piña que es un postre frutal. El tema de los moldes es muy sencillo, ya tenemos la masa preparada, y solo nos queda ponerla en el molde correspondiente y al horno.

Ahora, si el molde es redondo, ¿qué forma tendrá el bizcocho? Correcto, la forma será redonda. Y si no nos gusta que el bizcocho sea redondo, ¿qué deberíamos hacer? Exactamente, cambiar de molde. Entonces, si en vez de un molde redondo lo ponemos en un molde rectangular, pues ya sabemos que el bizcocho saldrá rectangular. Después de esta breve, brevísima clase de cocina española, te estarás preguntando, «Kenneth, ¿Qué me quieres decir con todo esto?».

El punto al que quiero llevarte es que es nuestra responsabilidad elegir bien el molde que queremos para nuestra mente. Porque la transformación del alma solo se dará en la medida que renovemos nuestra mente. Es decir, aprender a tener los moldes correctos en nuestra forma de pensar.