Maternidad Llena De GraciaMuestra

Los Hijos

Manos cariñosas

Leer: Mateo 19:13-15

EOAO: Mateo 19:13-14

En cierta ocasión, le presentaron a unos niños para que pusieran las manos sobre ellos y orara, pero los discípulos los reprendieron. Entonces Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mi y no se lo impidáis, porque de los niños es el reino de los cielos.

En el texto

Dulce hermana, me encanta que Jesús pusiera sus manos sobre los niños mientras oraba por ellos. Sabemos por las investigaciones lo extremadamente importante que es para el desarrollo de los niños el contacto físico. Incluso cuando otros no valoraban a los niños, Jesús sí lo hacía. Él dedicaba tiempo de su jornada asegurándose de que ellos sintieran que eran vistos, escuchados y amados. Habló de su valor e importancia delante de ellos y de los demás. Los reunía en su regazo y se aseguraba de que supieran que eran apreciados. Su tacto suave y su abrazo amoroso no eran simples gestos. Eran profundas declaraciones de amor y valor.

Jesús conocía la importancia de una caricia amorosa y el poder que tiene para curar, consolar y bendecir.

En nuestras vidas apresuradas, nosotras podemos aprender mucho de este momento. Del mismo modo que Jesús se tomó tiempo para estar presente con los niños, escucharlos y bendecirlos, nosotras también estamos llamadas a mostrar ese mismo amor y atención. Ya se trate de nuestros propios hijos, o de otros que Dios pone en nuestro camino, tenemos la oportunidad de ser las manos de Jesús, ofreciendo un toque que diga: "Eres amado. Se te valora y perteneces".

Inspiradas por el ejemplo de Jesús, recordemos que cada niño es precioso a Sus ojos. En nuestras interacciones, ya sea con un toque suave, una palabra amable o un oído atento, transmitamos el mismo amor y valor que mostró Jesús.

Oración

Querido Jesús, gracias por tu ejemplo de amor y delicadeza con los niños. Ayúdame a encarnar ese mismo amor y paciencia, a ver el valor y la valía de cada niño, y a expresar Tu amor a través de mis acciones y palabras. Amén.

Pregunta

¿Cómo puedes reflejar la atención amorosa y la afirmación de Jesús en tus interacciones con los niños hoy?