Proverbios 16 – 18

Hemos llegado a la mitad del libro de Proverbios. Y el fin de este libro es mostrar al pueblo de Dios cómo vivir una vida con inteligencia y agudeza; nos da principios para la vida cotidiana y consejos que nos muestran el sentido común, pero más aún, nos enfoca en cómo guardar reverencia a Dios en todo.

• Hasta el día de hoy, ¿cuál ha sido el consejo del libro de Proverbios que más atesoras en tu corazón?
• ¿Cómo podrían estos consejos llevarte a reverenciar a Dios, es decir, a reconocer Su majestad y poder en todo?

En Proverbios del 16 al 18, el autor nos recuerda la misericordia, soberanía y omnisciencia de Dios, quien conoce nuestros planes y las intenciones detrás de ellos, y quien tiene el poder para frenarlos o llevarlos a cabo, conforme a Su propósito y voluntad que siempre se cumplen. Nos muestra la sabiduría con la que nuestro corazón puede ser transformado.

Nos recuerda qué tan necio puede ser nuestro corazón sin el temor a Jehová y cuánto mal puede traer a nuestras relaciones y nuestras vidas en general, el dejarnos llevar por nuestras propias ideas, convicciones y emociones. Sino rendimos nuestros pensamientos, acciones y nuestra lengua a la sabiduría, seremos reconocidos como necios.

Un recordatorio más es que, reverenciamos a Dios cuando mostramos prudencia, cuando amamos a nuestros amigos; aún más que como si fueran hermanos, cuando amamos a nuestros enemigos y los consideramos como instrumentos de Dios en nuestra vida.

Cada proverbio nos lleva a la conclusión de que necesitamos de la sabiduría de Dios para llegar a ser prudentes y entendidas, y así lograr vivir conforme a Su diseño.

Preguntas

• ¿Cuál es el consejo que has encontrado en estos proverbios que reconoces que antes has ignorado?
• ¿Cuál es el proverbio que ha traído en este día más sabiduría a tu vida?
• ¿A qué conclusión te llevan estos tres capítulos?
• ¿Hay alguna conducta que te de convicción de ir al Señor y pedirle que abra tu corazón a esta advertencia y ponerla en práctica?
• ¿Qué planes tienes en mente que aún no consultas y entregas al Señor?