El Verdadero ArrepentimientoMuestra

Te arrepientes con tu corazón

Todo el mundo tiene la posibilidad de ser hijo de Dios. Y para ser aceptado como Su hijo, pero Dios te pide algo.

Él te pide que elijas.

Ya que es tu libre albedrío convertirte en hijo de Dios. Dios es claro: no quiere que ninguno se pierda sino que todos lleguen al arrepentimiento [y con ello den el primer paso para llegar a ser hijos de Dios] (2 Pedro 3:9). Pero Dios nos ha dado la decisión final a ti y a mí. Es nuestra elección la cual consciente en nuestra fe.

Entonces, ¿qué debes hacer para convertirte en hijo de Dios?

Esto se muestra en Hechos 2:
“¿Qué debemos hacer para ser salvos?”. Miles de personas preguntaron a Pedro cuándo había demostrado que Jesús era el Mesías. Pedro respondió:

“Arrepentanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados; y recibiran el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Cuando lees esto, ves que hay un par de pasos que debemos dar para poder pertenecer a Dios. El primero de ellos es el arrepentimiento.

¿Qué es exactamente “arrepentirse de uno mismo”?

Arrepentirse en griego significa "Metanoia". Lo que significa: “pensar diferente”.

Arrepentirse también significa “alejarse del viejo camino”, “cambiar de dirección” y “volver a uno mismo”.

Emprendes un nuevo comienzo. Te das cuenta de que tu forma de vivir y de razonar ya no te funciona. Mientras te vas a dar cuenta de que no puedes salvarte a ti mismo. Vuelves en sí, te entregas y tomas la decisión consciente de ir en una dirección totalmente diferente.

Lo que a menudo se enseña es que debes repetir la “oración del pecador” para ser salvo. Pero repetir un par de palabras no te salva. La oración de un pecador tampoco se encuentra en ninguna parte de la Biblia. De qué se trata el verdadero arrepentimiento, está en tu corazón.

Porque Dios mira tu corazón (1 Samuel 16:7). Y lo que hablas con tu boca debe alinearse con tu corazón. Eres salvo confesando al Señor Jesús con tu boca y creyendo con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos (Romanos 10:8-10).

Puedes dejar que mil personas repitan una oración, pero si no son “conscientes” de que deben arrepentirse verdaderamente en su corazón, no son más que palabras vacías.

Así que regresar a Jesús comienza desde tu interior.

Si desde tu interior confiesas que Él es tu Señor y Salvador, entonces hablaremos de un verdadero arrepentimiento y, ¡te convertirás en Su Hijo!