LA FE para una vida de intimidad con DiosMuestra
Sentados en los lugares celestiales, con la mirada puesta en Dios, es el gran secreto de una vida victoriosa. Existe un esfuerzo titánico en Satanás destinado a hacernos ceder esa posición, porque los problemas nos aplastan cuando los miramos desde abajo. Mientras estemos sentados en los lugares celestiales las dificultades no parecerán tan grandes ni imposibles de conquistar. Sin embargo, el día en que abandonemos nuestro sitio privilegiado un pequeño contratiempo se verá tan grande como la muralla china. Aprendimos esta preciosa verdad el día que visitamos el cráter de un volcán en el sur de nuestro país. Mirarlo de cerca intimida, despierta temor tanto por la superficie que abarca como por la profundidad de sus aguas. Sin embargo se experimenta una sensación de superioridad cuando se alcanza la cima. Ese enorme cráter que amedrentaba parece un pequeño charco de agua. Observar el volcán desde la cumbre no es lo mismo que verlo desde el valle. Desde lo alto parece insignificante. ¡Así son los problemas! Mientras estemos sentados con Cristo en los lugares celestiales las dificultades serán simples escollos en el camino de la vida.
Reflexionemos un instante más en la orden que recibe Juan. No es la primera vez que Dios le pide a alguien que ‘suba’. En una oportunidad Dios le dijo a Jacob: “... Sube a Bet-el y... haz allí un altar a Dios...” (Génesis 35:1). Jacob fue bendecido cuando obedeció: “Y llegó Jacob... y edificó allí un altar... Dios se le apareció... Y Dios lo bendijo” (Génesis 35:6-7 VRV y 9 NTV). La Biblia dice que “Betel... significa ‘casa de Dios’... un lugar de adoración a Dios...” (Génesis 28:19-22 NTV). ¿Por qué razón Jacob tuvo que ir a la ‘casa de Dios’ para ser bendecido? ¿No podía haberlo sido en su propia casa? Por supuesto que sí. Sin embargo, una cosa no invalida la otra. Se debe adorar en casa y también en la ‘casa de Dios’. Algunos creyentes bien intencionados dicen: “no necesito ir a la iglesia para orar y adorar, puedo hacerlo desde mi casa”. Imagina si Jacob hubiera pensado de la misma manera, ¡se hubiera perdido la bendición de su vida! Ahora bien, algunas personas podrían refutar este concepto diciendo que hoy en día el templo de Dios es nuestra vida. Y tienen razón. Sin embargo, la Biblia es muy clara cuando dice que “Juntos constituimos su casa... donde Dios vive mediante su Espíritu” (Efesios 2:20-22 NTV). “... Todos ustedes juntos son el templo de Dios...” (1ª Corintios 3:16 NTV). Entonces, la próxima vez que te sientas tentado a pensar que da lo mismo congregarse o no hacerlo recuerda la historia de Jacob. La negligencia en visitar la ‘casa de Dios’ podría ocasionarte grandes pérdidas.
Acerca de este Plan
Queremos conducirte a vivir una intimidad creciente con Dios, e incentivarte a perseverar en el lugar secreto. Te revelaremos las múltiples ventajas de permanecer en ese bendito sitio, siendo la más importante de todas el conocer a tu buen Dios y ser conocido por Él en una relación diaria y cercana.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/