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Cómo superar la duda

DÍA 1 DE 3

Está permitido dudar

Advertencia sobre el contenido: El devocional de hoy menciona la muerte por suicidio. Por favor, léelo con precaución.

Mi abuelo se suicidó cuando yo tenía 17 años. Su muerte me dejó enfadado, asustado y con el corazón roto. Antes de la muerte de mi abuelo, ya tenía sentimientos de ira hacia Dios y dudas persistentes sobre Su existencia. Cuando recibí la noticia de su suicidio, fue como la proverbial gota que colmó el vaso y casi quebró mi fe. Culpé a Dios de la muerte de mi abuelo y llegué a un punto de crisis.

Había una lucha difícil (y algo irónica) en mi interior: Estaba resentido con un Dios del que no estaba completamente convencido de que existiera. Finalmente decidí que había terminado con Él. Esto me llevó a un periodo en el que solo vivía para mí y para las cosas del mundo. Afortunadamente, Dios no había terminado conmigo. Me llevó algún tiempo, pero al cabo de un año y medio, me volví más abierto a la idea de volver a conectarme con Él. Alguien me invitó a un evento del campus universitario, y fue allí donde volví a dedicar mi vida a Jesús. Las dudas que me alejaban de mi fe no desaparecieron automáticamente, pero me di cuenta de que huir de Dios no satisfacía mi alma ni resolvía mis dudas. En lugar de eso, decidí empezar a correr hacia Él. Empecé a orar a diario: «Dios, creo, ayuda a mi incredulidad"». También leí un breve libro titulado: Más que un carpintero, de Josh McDowell, que exponía argumentos convincentes a favor de la divinidad de Cristo. De nuevo, mis dudas no se resolvieron automáticamente. Con el tiempo, y a través de una relación cada vez más profunda con Dios, mi fe se fortaleció y las dudas empezaron a desaparecer.

Comparto mi historia para que sepas que no estás solo. Yo, y muchos otros cristianos, nos hemos enfrentado a serias dudas. Los discípulos de Jesús dudaron. Juan el Bautista, el precursor del ministerio terrenal de Cristo, también dudó. Muchos de nosotros dudamos, pero hay un camino a través de la duda que nos lleva a una mayor confianza en la existencia y la bondad de Dios. No tienes por qué dejar que tus dudas te alejen de tu fe, como me ocurrió a mí. Puedes seguir aferrándote a tu fe mientras dudas. La duda no es una renuncia a la fe, y no es lo contrario de la fe: la incredulidad sí lo es. Si hoy dudas, no estás solo. Confía en Dios para que te ayude a atravesar la niebla de la duda. Sigue mirándole, aunque te cueste verle.

Pensamiento del día: Mientras lucho con mis dudas, confiaré en que hay esperanza del otro lado. Agradezco que mis dudas no me descalifiquen del amor y la gracia de Dios. Él me guiará a través de mi lucha y se mostrará fiel y verdadero hasta el final.

Día 2

Acerca de este Plan

Cómo superar la duda

La duda no es lo opuesto a la fe, la incredulidad sí. Muchos cristianos luchan con la duda. Si tú eres uno de ellos, entonces estás en compañía de muchos otros creyentes. Este devocional ofrece un mensaje de esperanza mientras te enfrentas a la duda. También ofrece sabiduría práctica para ayudarte a enfrentar honestamente tus dudas y fortalecer tu fe.

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Plan proporcionado por Ben Bennett y Resolution Movement. Resolution Movement ayuda a las personas a superar heridas y luchas con la verdad bíblica y las neurociencias para que puedan florecer. Para más información, visita: https://resolutionmovement.org/.