Una mujer, dos milagros

Una de las historias bíblicas favoritas de todos es la sanación de la mujer que padecía de un flujo de sangre. Dice la Palabra que tenía 12 años de sufrirlo y había gastado todos sus bienes en pagar médicos, de los cuales ninguno pudo dar con su cura. En tiempos bíblicos, la mujer con flujo de sangre era considerada impura, por lo que te puedes hacer una idea de lo difícil que era la vida para ella. ¿Te imaginas 12 años de ser alejada de la sociedad, de haber perdido todo y de esperar que llegara su milagro?

Cuando Jesús pasó por la ciudad donde estaba esta mujer, dice la Palabra que había tanta gente que hasta se apretaban entre sí. Sin embargo la mujer dijo: "Si yo toco su manto seré sana". Y como pudo, se hizo campo en medio de la multitud, arriesgándose a ser condenada por la gente, hasta que logró dar con su objetivo. Jesús mismo dijo cuando ella le tocó: "Poder salió de mí". ¡Qué hermoso presenciar tal momento!

¿Por qué dos milagros?

Fueron dos milagros porque antes de que sucediera el milagro físico en su cuerpo, ya había sucedido uno en el corazón de esta mujer. Esa pesadez de su historia, desesperanza, frustración... se hicieron a un lado cuando vio a Jesús. En el momento en que esta mujer decide dar el primer paso para abrirse paso en medio de la multitud, sucedió el primer milagro. ¿Ya sucedió en ti el primer milagro?

Estudia con nosotros esta historia y continua en los siguientes días del plan, para que puedas entender cómo lograr tu milagro al igual que esta mujer de fe.