Evaluación pública

La posición de liderazgo hace que todos fijen sus ojos en la persona que ejerce ese llamado. Cuando revisamos la Biblia, los líderes de los tiempos bíblicos siempre estuvieron bajo el escrutinio de los demás. El mismo Jesús fue probado varias veces ya que había personas que querían que dijera algo controversial:

«Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado» (Mateo 22:15).

En este pasaje vemos que los fariseos no solo querían que Jesús generara conflicto político, sino que también querían verlo caer.

Esta situación no ha cambiado con el tiempo. Todo líder que tiene una red social se expone a la crítica —o la alabanza— de la gente. Y la solución no es dejar de proclamar la palabra de Dios en Internet o dejar de tener presencia en las redes, sino tener la actitud correcta para saber reaccionar.

En este episodio de la serie Liderazgo bajo escrutinio, el pastor Carlos León nos recuerda algo importante:

«Tu convicción tiene que ser tan fuerte que no debe de importarte la opinión pública. Es importante la opinión de Dios» (Pastor Carlos León).

Jesús tuvo la sabiduría y aplomo para actuar con mesura cuando otros intentaban hacerle caer; y ese es el ejemplo que debemos seguir:

«Enviaron a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo.

—Maestro—dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos. Ahora bien, dinos qué piensas de lo siguiente: ¿Es correcto que paguemos impuestos al César o no?

Pero Jesús conocía sus malas intenciones.

—¡Hipócritas!—dijo—.¿Por qué intentan atraparme? Veamos, muéstrenme la moneda que se usa para el impuesto.

Cuando le entregaron una moneda romana, les preguntó:

—¿A quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda?

—Al César—contestaron.

—Bien—dijo—, entonces den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios.

Su respuesta los dejó asombrados, y se marcharon» (Mateo 22:16-22).

Si eres líder, recuerda que tu testimonio importa ante los ojos de los demás; pero que nada reemplaza la opinión de Dios. Busca primero Su aprobación.