Mirando Hacia Atrás/Mirando Hacia AdelanteMuestra

Mirando hacia atrás/Mirando hacia adelante

por Rocky Fleming

Avanzando a través de la absorción

No es que ya lo haya obtenido o que ya sea perfecto, sino que sigo adelante para hacerlo mío, porque Cristo Jesús me ha hecho suyo. Hermanos, no considero que lo haya hecho mío. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome hacia lo que está delante, prosigo hacia la meta, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Que aquellos de nosotros que somos maduros pensemos de esta manera, y si en algo piensas lo contrario, Dios te lo revelará también a ti. Sólo mantengámonos fieles a lo que hemos logrado (Filipenses 3:12-16).

Mira dentro del corazón de Pablo mientras lees sus palabras: "Pero yo sigo adelante para hacerlo mío, porque Cristo Jesús me ha hecho suyo". Porque Cristo Jesús me ha hecho suyo. Rara vez hago lo que les pido que hagan en este momento, pero algunos de ustedes, si no todos, necesitamos repetir estas palabras y declararlas. CRISTO JESÚS ME HA HECHO SUYO. Por favor, di esas palabras y repítelas de nuevo susurrándolas, y luego hablándolas, y si puedes gritándolas, hazlo. Tú eres el amado hermano o hermana adoptivo de Cristo Jesús. Tu eres de Su propia familia. Tu eres miembro de Su Santo Sacerdocio y Él es tu Rey de Reyes. Él te escogió y te hizo Suyo. Necesitas saber esto. Necesitas sentir esto. Tienes que pararte en esto. Necesitas vivir el resto de tu vida con esta seguridad a medida que avanzas. Este es el pegamento en tu fundamento que mantiene todo unido, desde tu justificación a través de tu santificación hasta el día en que serás glorificado con Él en Su cielo y estés delante de Él. ¡Tú eres Suyo, y Él hace que todo suceda para ti gracias a ello!

Cuando la absorción de esta certeza impregna nuestra vida, se convierte en una fuerza poderosa que nos ayuda a vivir con propósito, pasión y poder. Estar absorto con el pensamiento de que "Yo soy Suyo" no solo nos cambia personalmente, sino que nos impulsa hacia adelante con el propósito de ayudar a otros a encontrar este propósito, pasión y poder. Se llama "hacer discípulos", que es el propósito de la vida del hombre de Dios. Este es el hombre que Dios está reformando en nosotros que comienza como un seguidor, luego avanza a través del proceso de convertirse en un discípulo, y finalmente emerge como un obrero. Pero siempre debemos volver a la forma en que se produce esta absorción de una nueva identidad, porque no es por medio de disciplinas espirituales o de estudio ferviente que se imparten estas cualidades semejantes a las de Cristo. Estos son buenos y son necesarios en nuestro viaje espiritual. Pero el conocimiento y la disciplina por sí solos no crean una vida transformada. Sucede solo por estar cerca de Cristo. Es en este lugar donde los valores y el corazón de Cristo son comprendidos, abrazados y absorbidos en nuestra propia vida. Nosotros no hacemos que suceda. Pero sucederá si estamos en el lugar que Jesús llama "permanecer".

La relación duradera debe entenderse como un lugar de permanencia. Otra traducción de la palabra es "mantener o quedarse". En otras palabras, vamos a este lugar y nos quedamos allí. No nos limitamos a visitar este lugar de relación con Cristo en busca de una solución rápida, consuelo o estrategia para una vida mejor. Vamos allí y nos quedamos allí para que la absorción de Su vida aumente en nosotros, a medida que disminuimos. Esto lleva tiempo. Requiere un compromiso de no se vende. Tu has escuchado a nuestros líderes ministeriales decir muchas veces las palabras "Abandono Personal y Absoluta Confianza" para describir el nivel de compromiso con Cristo para ir a esta proximidad cercana con Él. Una visita solo nos abrirá el apetito. Pero permanecer allí cambia nuestra vida, y es esta vida la que Jesús nos obliga a permitir que Él cree en nosotros.

Al terminar la serie de esta semana, te pido que te hagas esta pregunta: "¿A qué estoy dispuesto a renunciar para convertirme en esta persona?". Permítanme ser claro. Emprender este viaje hacia la transformación requerirá una realineación de tu vida para seguir seriamente a Cristo. Hay un costo involucrado. Pero hay un tesoro que te espera, aunque hay un costo para encontrarlo. Sabe esto: Cualquier cosa que Jesús nos pida que renunciemos para seguirlo será abrumadoramente reemplazada por lo que Él tiene para nosotros, que es el tesoro escondido del que Él habla. Así que no te quedes atascado donde estás. Sigue adelante con Él con abandono personal y absoluta confianza, y verás que lo que Él tiene reservado para ti es muy, muy bueno. Esto es lo que Jesús dijo al respecto:

"Además, el reino de los cielos es semejante a un mercader en busca de perlas finas, el cual, al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró" (Mateo 13:45-46).