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Da gracias por perdón

El cuarto jueves de noviembre, los estadounidenses se reúnen para celebrar una fiesta especial llamada Acción de Gracias. No es una fiesta cristiana como la Navidad o la Pascua, pero muchos cristianos aprovechan el día para enfocar sus pensamientos en Dios, que es el Dador de todo lo bueno. En todo el mundo, cristianos de todas las tradiciones se reúnen en diversos momentos para realizar servicios de agradecimiento. En ellos, se anima a los creyentes a expresar su gratitud al Señor, según las Escrituras, por sus abundantes bendiciones.

Aunque la festividad de Acción de Gracias y los servicios de agradecimiento nos ofrecen días y reuniones específicos para dar gracias a Dios, todos podemos esforzarnos por expresar el mismo espíritu de gratitud en nuestras vidas cada día. Como creyentes, tenemos una razón particular y profunda para estar agradecidos: por medio de Jesucristo, hemos sido redimidos. ¡Eso es algo por lo que podemos estar agradecidos todos los días!

La sangre de Jesús fue derramada para la remisión de nuestros pecados. Eso significa que hemos sido completamente liberados de la culpa o pena de nuestro pecado pasado. Por supuesto, la remisión de los pecados tiene un costo. Implica un pago total, como si ya no se debiera una deuda. La sangre de Jesús fue derramada para la remisión de nuestros pecados.

En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios era perdonado cuando el sacerdote hacía expiación de sus pecados mediante el sacrificio de toros, cabras u otro animal. Estos sacrificios de sangre debían repetirse regularmente para expiar los pecados recién cometidos. Ahora, experimentamos el perdón mediante el sacrificio de Jesús. Él ha remitido nuestras transgresiones, de una vez por todas.

Nuestro enemigo, el diablo, intentará una y otra vez convencernos de que nuestras transgresiones aún permanecen. Sus mentiras nos amenazan; son una nube de influencia desconcertante para desanimarnos. Debemos reconocer a este enemigo de nuestras almas y resistirle. Sólo así podremos empezar a caminar en la maravillosa libertad de Cristo, que ha venido a vivir su vida en nosotros.

Pensamiento del día: Por medio de Cristo, mis transgresiones han sido perdonadas. ¡Puedo caminar en una vida nueva y dar gracias cada día por este gran don del perdón.