Guía de lectura para Mayo 2024Muestra

Nuevamente me lleno de gozo al poder saludar a este grupo selecto de hombres y mujeres que han hecho de la Palabra de Dios su pan diario.

Ahora que estamos leyendo Ezequiel, quiero que conozcamos un poco acerca de este profeta.

Fue contemporáneo tanto de Jeremías como de Daniel, sacerdote de nacimiento. Ezequiel junto con su pueblo fue llevado cautivo a Babilonia en el 597 a.C. Estando allí, en el año 593 a.C., Dios le llama para ser profeta, el atalaya de Israel, mientras Jeremías aún permanece en Jerusalén. Son tiempos muy difíciles tanto para Israel como para poder ejercer un ministerio profético.

Ezequiel predica a los exiliados en Babilonia. Igual que Jeremías, pronuncia juicios severos de Dios sobre la infiel nación, y también añade una nota bendita de esperanza: la promesa de Dios de una nación restaurada en el futuro. Enfatizando la gloria del Dios soberano, Ezequiel presenta el propósito de Dios mediante juicio y bendición “para que todos conozcan que yo soy Jehová” Su ministerio se extendió hasta el 571 a.C.

Dos textos bíblicos podemos tomarlos como claves: Ezequiel 2:3-6 y 36:24-26.

Ezequiel fue obediente a Dios en todo lo que Él le ordenó que hiciese. Le invito a que usted y yo tengamos esa misma actitud de comprometernos a obedecer a Dios, en cualquier cosa, en cualquier lugar y cada vez que Él lo pida.

Mi amor en Cristo Jesús esté con todos ustedes.

Agustín Vinueza

Pastor

Comenzamos el mes leyendo juntos Ezequiel En esta semana estaremos memorizando Ezequiel 2:3 te recomendamos hacerlo en la versión NTV, pero puedes usar la versión que más te guste.

Deseo darte los siguientes consejos para mejorar tu tiempo a solas con Dios:

1. Lee el texto asignado: Aprovecha para subrayar o agregar notas personales.
2. Observa: Lee el texto en otras traducciones. Si es posible, lee en voz alta y con entonación "dramática".
3. Medita: Lleva a tu corazón la porción bíblica leída. Encuentra una aplicación práctica para tu vida.
4. Ora y actúa: Toma tiempo suficiente para ello, cuéntale a Dios las decisiones que has tomado.

Si tienes un cuaderno, puedes intentar responder las siguientes preguntas:

• ¿QUÉ?: ¿Qué me llamó la atención? ¿Qué aprendí?
• ENTONCES: ¿Cuál es la importancia de esto en mi vida? ¿Qué agradaría/honraría a Dios?
• Y, ¿AHORA QUÉ?: ¿Qué planeo hacer al respecto? ¿Cuál será mi responsabilidad para asegurarme de que eso suceda? ¿Qué espera Dios que yo haga?